Amsterdam en naranja: Oranje, oranje (ii)


Continúo con mi breve guía amsterdamieña, tras los datos básicos de cómo llegar y cómo moverse que di la semana pasada (clic).

Esta vez no voy a poner itinerarios sino una docena de puntos que creo que "hay que ver" o "hay que hacer".

Postcards from Amsterdam

1. Los canales. Son lo que le dan el encanto a la ciudad. Una visita en barco no está mal, tampoco es que sea muy cara y estás reposado y tranquilo durante una horita o así. Vale, es un poco trampa de turistas porque todo lo que haces en barco lo vas a ver andando, pero chica, que te lleven y te lo expliquen, ¿no? Igual que la barcaza del Retiro, pero con más sustancia.



2. Las casas. Sus inclinaciones. Sus escaleras. Y punto. 

3. El barrio de las luces rojas. Una puerta, una fulana. Las hay de todo tipo, edad y calaña. Prohibido hacer fotos. Que ya vimos a una salir en plan furibundo a pegarle gritos a uno que iba con una reflex y flash. Ella te pega el grito, pero luego viene el chulo y te tira a ti y a la cámara al canal.


4. Coffeeshops. Hay mucho turismo que va a Amsterdam a fumar maría, que es legal allí. Pues vale. Nosotros, como no fumamos, ni las visitamos. Las reconoces porque huele a porro en los alrededores. Gente chunga y niñatos.

5. Mercado de las flores. Cómprale bulbos a mamá y tía maleni y haz que te cobren 50€ en el aeropuerto por sobrepeso en la maleta, so tontilán. Nada que no tengas en el Jardiland o Verdecora más cercano, pero como está en el centro, al final picas. Montones de souvenirs tipo cuchillitos para el queso, figuritas de holandesitos besándose e imanes para nevera (arramplamos con una docena).

6. Museos. ¿Tú vas a una ciudad y te pones a visitar museos? Pues si eres de esos...


- El Van Gogh. Aquí uno tuvo la inmensa suerte de visitar Amsterdam en el año 90, cuando se hizo la gran exposición de Van Gogh (por algún centenario, imagino) y los vi todos todos todos los que trajeron de todos lados del mundo. Y los que no viajaron estaban en el Orsay (y el viaje era un París-Países Bajos en autobús, o sea que...) Merece la pena, pero SÓLO si compras la entrada con antelación vía internet, porque la cola es impresionante.

- El Rijksmuseum. No, no has entendido bien, he dicho Rijks, no Rick's (famoso bar de ambiente de Madrid que también es un museo). El museo nacional de allí, mucho cuadro mucho cuadro. También tiene largas colas.


- La Casa Van Loon. Aunque suene a peli porno, es un museo que hay que ver porque no se trata de la típica colección de obras de arte colocada en salas, sino que es una casa señorial muy en plan Downton Abbey (salvando distancias, claro) y ves a la perfección cómo vivían los holandeses bien. Es una pena que no dejen visitar las zonas altas y la escalera de los criados. Caro para lo que enseñan, pero está muy bien.


- Nuestro Señor del Ático (Amsterlkring). Éste museo tampoco es en honor a los que hacían peregrinación en el antiguo Martin's de Barcelona a la planta de arriba. Es una casa que tiene una iglesia clandestina en el ático, de cuando en el siglo XVII se prohibió el culto católico, pero a las autoridades les venía muy bien que hubiera un rico comerciante católico que se montó la iglesia así en plan privé. Digamos que hacían la vista gorda. Está muy bien, pero hasta el 2013 no acaban la restauración completa.

Luego está la casa de Anna Frank (no la he visitado nunca, colas kilométricas), el Remdrandthuis y otros museos a cual más inútil como el del fluorescente o el de los bolsos y monederos. Tú misma con tu mecanisma.


7. El Begijnhof. Escondido al lado de la calle más comercial, un patio donde vivía una congregación de beatas así muy rollo amish. Que no eran monjas pero casi. Según tx, todas bolleras.

8. Parques. ¿Tú vas a una ciudad y te metes en un parque? Yo tampoco, pero bueno, el Vondelpark tiene su gracia si vas en bici y además hay una amplia zona de cancaneo AYOR cerca de la rosaleda.


9. De tiendas. Aparte de las mamarracheries de souvenirs, Amsterdam está plagada de pequeñas tiendas especializadas. Sí, justo lo que nos falta en España, que se ha convertido en el paraíso de la franquicia. En la zona de Jordaan hay mogollón de mogollón y tienes de todo.

Luego en el centro está la Kalverstraat, calle comercial por atonomasia, donde está todo. A visitar la Maison de la Bonneterie sólo por sus lámparas, la Store for Brands, un espacio que se alquila cada semana para que las marcas presenten sus proyectos: un día es helados Ola, a la semana siguiente es de coches... y la genial 2 the Loo, que es una tienda PARA HACER PIS. Vas y lo compruebas.

Aunque nosotros, auténticas malenis ávidas del lowcost, donde realmente somos felices es en tiendas tipo Xenos, Blokker o Hema, donde te venden desde un preparado para hacer arroz al horno hasta una tablet android, todo muy marca blanca. Te puedes imaginar al tx emocionado y pidiéndome paciencia por favor para visitarlas con detenimiento.


10. De mercadillos. Aparte del de las flores y de Waterlooplein (bobás, sólo bobás y morralla carey), el único que para mí merece la pena es el Albert Cuyp, sólo los sábados, porque tienes puestos de todo, de ropa a comida.

11. De comistrajos: tampoco muchas recomendaciones, porque dos noches cenamos en casa de Miss Paris Morgan, otro día fue el brunch de la reina y otra noche cenamos en un recoleto bistró con toda la Corporation. Comer en Amsterdam en plan restaurante ES CARO CARO.

Imprescindible, y muy turis, es el Café de Jaren, con su embarcadero. Cuando llegamos estaba lloviendo, pero los amsterdamienses en cuanto sale un mínimo rayo de sol salen a la calle, y en cuanto paró de llover se lanzaron todos a la terraza cual caracoles.

En Rembrandtplein tenemos el Café de Kroon, al que sólo por la entrada merece la pena pasar, aunque luego digas huy qué caro, no me gusta, y te das la vuelta y te largas.


 En la Kalvertoren, el Blue, ideal para un alto en el camino para tomar un gintonic y un bocadillo, con unas vistas espectaculares.

Un día comimos en Bazar, un restaurante turco en Albert Cuypstraat, donde el mercadillo. Está bien, apañado de precio (Amsterdam es una ciudad cara para comer), raciones decentes y decoración de las de arreglarle el problema del cuello a la niña del exorcista de una vez por todas: allá donde miraras, luces de colores. Yo creo que ni se molestan en quitar la decoración navideña. Un acierto.


La noche de cena posh fuimos a Bistrot Neuf, un sitio pequeñito de cocina afrancesada que sale por un pico, pero tienen un menú de 29 euros de dos platos + postre que estaba muy apañado (bebida aparte). Servicio muy simpático y anécdota/catástrofe en el cuarto de baño cuando a dos chicas se les cayó el alijo de coca que llevaban encima y pusieron el suelo perdidito. Cómo lloraban las pobres. A ver qué iban a hacer, ¿esnifar tiradas en el suelo? Niños, a ver si aprendéis: las drogas son malas.


Y finalmente no te puedes ir de amsterdam sin probar las croquetas del Febo y su gracioso sistema: echas la moneda (justo, no da cambio), abres la puertecita y te coges tu croqueta. Se dice que están hechas con todos los restos del drenaje de los canales, pero están riquísimas, la verdad.
  
 

y 12. De ambiente.

El Homomonument: ¿Eres de las maricas típicas que va a sacarse la foto si hay un monumento a las víctimas del mariconismo? Entonces ve. Porque además está al lado del Pink Point de Información de todo el mariconerío amsterdamita. Pero si pasas por allí y no sabes de qué va, ni te enteras, porque son unos triángulos de granito al borde del canal. Allí te puedes agenciar los mapas que te puse. O te bajas la info de internet, qué coño.


Amsterdam tiene varias zonas de ambiente gay. Pero todas están a un paso una de la otra. Ah, los amterdamurritanos no me parecieron nada del otro jueves. Altísimos, pero feíllos.

Al lado de Rembrandtplein y Reguliersdvarstraat tienes los bares más convencionales, los petardos, a los que puedes llevar a tus amigos heteros sin que se escandalicen, vamos. Donde puedes cantar canciones de Eurovisión y te las corean. Muy Baccara cantando Darling, vamos. También están los bares fashion.


Inciso para comentar lo del bar April, un bar pionero en Europa porque fue de los primeros que tuvo ventanales abiertos a la calle. Lo mejor del bar April es que tenía una barra giratoria, así como de plataforma de tiovivo, y tú te sentabas y sin darte cuenta en un rato habías dado la vuelta completa al bar, viendo a todos los que estaban allí, claro. El dueño del April (y de varios bares más) se suicidó hace un par de años, se cerraron todos sus bares y la zona de Reguliers cayó en picado. Ahora parece que está remontando un poco pero, si me pongo en plan abuela mocho... ay, ya no es lo que era.


Al lado de la estación está Zedijk, otra pequeña zona con bares "democráticos", es decir, donde si tienes más de 40 tacos no te vas a sentir incómodo. Son el Engel, el Queen's Head o el Barderij. Es el pequeño refugio para el escaso ambiente bear amsterdamiano. 


Porque allí lo que se dice osos no hay muchos. Se pasan directamente al leatheronismo. Y la calle de los bares leather es Warmoestraat, con todas sus tiendas de accesorios y cacharritos para ponerse encima del arnés de eskai negro.

Un poco más al oeste, cruzando Damrak, hay otra pequeña concentración de bares Warronna Ryder, de esos en los que entras y crees que está vacío pero luego el guardarropa está a reventar. Tú ya me entiendes.



Y ya más al sur, cerca de Leidseplein, hay otra minizona guarrilla, pero para gente más joven. Es donde van los cachitas a hacer lo mismo que en los bares de cerdas de toda la vida pero con la excusa de que hay ambiente M&M's (Musculoca + Musicón).

De todas formas, para una mayor comprensión del ambiente gay de Amsterdam lo mejor es que te leas las aventuras del señor queinsólito aquí y aquí. Porque tiene toda la razón del mundo. Y porque yo no voy a contar mucho más.

Lo dicho, creo que con esto ya está más que de sobra hecha la guía low cost de Amsterdam y si algo de lo que aquí pongo te sirve de algo cuando vayas, pues cojonudo, ¿no?


11 comentarios :

Anónimo dijo...

No, desde luego una cosa está clara, cuando haga un viaje, tendré que buscar en SAN GOOGLE BENDITO, acotándolo a tu blog, tus historias viajeras para organizarlo todo como Dios, perdón, como MOCHO manda... de verdad, tan bueno como siempre...

Mocho dijo...

¡Andasagerao!

Sufur dijo...

Qué ganas le tengo a Amsterdam, coño. Estuve una vez pero solo pasé unas pocas horas, y estuvo todo el rato lloviendo.

Los neerlandeses tiene una pinta de viciosos que no pueden con ella...

starfighter dijo...

Me lo guardo para cuando vaya, si eso llegase a suceder antes de la jubilación. Completito, como siempre.

Anónimo dijo...

Tu blog es mucho mejor que una guía, vamos. Sólo con leer la anécdota de las dos jóvenes drogadictas me han entrado unas ganas irrefrenables de ir allí a ver si vivo anécdotas la mitad de Almodovarianas.

Mocho dijo...

Sufur. Viciosos, puede, pero feos, un rato.

Gracias, starf.

Ken, subió un amigo del baño: ¡¡¡abajo está lleno de coca!!! . Anda, exagerado, le dijeron. Al momento bajó TX y contó que había un par de chicas desesperadas porque se les había desparramado toda por el suelo y lo habían puesto todo perdido.

MM de planetamurciano dijo...

¿Por qué son tan guarronas y letheronas todas las maricas de los países bajos? Esa que siempre me ha sorprendido.
La Remdrandthuis está muy coquetona y curiosa, principalmente porque reproduce una casa holándesa del siglo XVII, hay poca gente y tiene cosas pero bien curiosas; cerca está una de las sucursales del con exposiciones temporales que suelen ser muy interesantes.
En cuanto a la casa de Ana frank es un horror; meter en un zulo a siete mil personas por metro cuadrao es un despropósito y raro es quien no sale de allí con claustrofobia a perpetuidad. Que experiencia más mala, en serio.
No soy nada de ir de compras en los viajes, pero lo del Joordan es un museo comercial MARAVILLOSO. Que tiendas más bonicas, pijo.

Mocho dijo...

Misterios leatherónicos, pero verídicos.

La Rembrandthuis para la próxima.

Anónimo dijo...

me ha llegado al escroto la mención especial 2 clics a la corín tellado del universo gayer aka quéinsolito blog. si yo tuviera una vida con tanto trajín no sacaría tiempo para narrarla. salir y que te la coman 3, te enrolles con 4 y acabes en un trío. je-sus

Anónimo dijo...

Oiiiiiiish! pensaba que iba a contar vd las cosas que vio y vivió en aquellos antros de esa calle sin canal... bueno, pero muchas gracias por la mención!... oiga, lo que no vi fue la zona de osos! para la proxima voy, porque la zona del web y todo esto me parecio rollo del gordo. Hay que volver siempre!

Mocho dijo...

¡¡¡Es que éste es un blog decente!!!
Lo primero que hice tras salir de The Web fue pisar un charco para desinfectarme las suelas de las zapas. ¡Qué asca de sitio!

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