Y Qué Maravilla!! el domingo.




Se me olvidó ponerlo en la entrada de blog de ayer, este domingo hay una nueva edición de Qué Maravilla, una fiesta para señoras (y punto), la fiesta a la que todo el mundo quiere ir (y nadie sabe cómo) desde que salió en la televisión en "Alaska y Mario", el reality de MTV. (clic)





Y ya no es en el restaurante Laydown, que han cambiado a la sala Cocó.

Connection & KitKat Klub


¿La noche se mueve en Madrid?
¿O es la vuelta al cole típica de septiembre?

Inauguramos temporada "de salir" con dos nuevas fiestas semanales, las dos los sábados y las dos a la misma hora. ¡Para volverse loquísima del Scotch-Britte!

Por un lado, el
KitKat Klub.

Naaaada que ver con el club de Berlín del mismo nombre, que conste. Aquí nos falta todavía mucha desvergüenza y extravagancia, además de que el local... no va de eso.

Es un discobar de tamaño medio en la calle de la Puebla, casi esquina con la regenerada Valverde (Marta y/o Loreto). Arriba, bar, y abajo, disco. Música eclécticopetarda con un cierto nivel y ambiente heterogéneo: marimodernas, osas, señoras... Pretenden recoger al público al cierre de los pubs de Chuequilandia. Y se empieza a animar a partir de las 3.


La semana pasada había una fiesta de presentación del nuevo disco de McNamara (¿llegó a aparecer?) y la semana que viene promete con este flyer de LA DUQUESA SE NOS CASA, anunciándolo como la fiesta de despedida de solter
a. Lo que no sabemos es de quién, si de él o de ella.


Unos cientos de metros más allá (los que te permita averiguar la geolocalización de tu Grindr) está la fiesta
Connection, en la sala Wind (Plaza del Carmen, donde se hacían el Elástico y el Spank).


Fiesta típica "circuit" con música de baile orientada al clásico ambiente gay de tíos cachas y depilados que siempre encuentran el más mínimo motivo para quitarse la camiseta. Ideal para demostrar lo que has evolucionado en el gimnasio. Es un poco como la heredera del clausurado Cool.


La sala es muy amplia, tiene varios ambientes y hasta han habilitado una zona de DarkRoom para que te quites algo más que la camiseta. También tienen fiestas temáticas, la de la semana pasada era de All American Boys y la de esta semana es la presentación de la nueva colección de ES, así que para alegrar la vista, ¡estupendo! El enlace y más detalles, cortesía de Chabe, los tienes en la barra de la derecha del blog, arriba.


¿Y qué hace un tipo como yo yendo a estos sitios?
Pues el Don Hilarión, no te jode.

La Deuda


La Deuda, de John Madden, es probablemente la mejor película que he ido a ver al cine en los últimos tiempos.

Es una peli de género típica, en este caso de judíos cazanazis, con un argumento sencillo: tres agentes del Mossad tienen que enfrentarse a las heridas no cerradas de una operación realizada treinta años antes en la que mataron a un sanguinario nazi al que habían secuestrado para llevarlo a juicio en Israel.


La Deuda está basada en otra película del año 2007, la israelí Ha Hov. Que no empiece la petarda de turno a soltar lo de siempre de la "falta de imaginación en Hollywood", porque La Deuda mejora en mucho a la película original, añadiéndole muchos matices a los personajes y subtramas argumentales que hacen comprender mucho mejor la línea argumental principal sin que te distraigan de ella.

Y lo fundamental es que es una peli con una tensión que no decae ni un solo momento, un auténtico thriller con un ritmo perfecto. Si incluso los saltos en el tiempo están perfectamente colocados y claros.

No hacen falta giros argumentales ni sorpresas estrambóticas ni situaciones increíbles para mantener la atención, el guión está trabajadísimo.


Y todo está encauzado gracias a la presencia de dos actrices fantásticas. Helen Mirren está impecable dentro de la contención interpretativa que la caracteriza, y consigue solventar perfectamente los momentos en los que ni su edad ni su físico están muy acordes con su personaje.


Y Jessica Chastain. ¡Maravillosa! Qué señora, por favor. Está perfecta en todas las escenas. Como un diamante: de una dureza extrema pero con una alta fragilidad. Absolutamente adorable. Veo que ha aparecido en series de tv, pero yo no la había visto nunca. Ah, y sale en la del Árbol de la vida. A tener en cuenta.


A su lado, pues unos buenos y competentes actores. Hasta Sam Worthington está medianamente expresivo. Eso sí, NO SE QUITA LA CAMISA EN NINGÚN MOMENTO. Pero qué asca. ¿Es que quiere convertirse en un nuevo Mark Whalberg que desde que dejó de ser Marky Mark han tenido que pasar 20 años para que se le vuelvan a ver los pectorales? Por cierto, horripilancia rapú el actor que le han puesto para hacer de su mismo personaje de mayor.

No es una típica superproducción hollywoodiense de las de pasar el rato y luego olvidarse. La Deuda entretiene, interesa y hasta da que pensar. Cierto es, como decían en una crítica, que sabiendo cómo se las gasta el Mossad en realidad, son poco creíbles las dudas morales de los personajes pero chica, qué quieres ¡es una peli!

Ah, no leas ni una crítica ni un resumen argumental ni veas el trailer: te destripan el misterio a la primera.

Aunque ha sido líder de taquilla la semana pasada, ya lleva dos semanas en cartel y, al menos en Madrid, está desapareciendo de las salas. Así que apúrense, vamos.

La vimos en nuestro CCR, que desde casa es un CCC (centro comercial cercano), dentro de lo que cabe, en una sala rarísima, pomposamente llamada "Premium". Las butacas te las venden como "de dos en dos" según el plano de la web.


Pero cuando llegas al cine te encuentras con que cada par de butacas están separadas por una mesita, con lo cual NO PUEDES HACER MANITAS con tu novio. ¡Eso es muy injusto! Además, estás también separado del otro grupo de dos butacas, con lo que la sensación es de que estás en la Enterprise a punto de alunizar. Cosas.

A ver, para los que quieran un poco de spoilers, aquí van las diferencias argumentales fundamentales de la versión israelí:


NO SIGAS LEYENDO, TONTAINA.


- No hay embarazo, ni matrimonio, ni desamores, ni nada.
- No existe la trama de escapar de Berlín este.
- No sale ningún plan mal, simplemente tienen que esperar a poder sacar el bulto de Berlín.
- Quien decide qué verdad se debe decir es el otro.
- No existe la aventura en la redacción del periódico.
- Desde los primeros momentos de la peli se sabe qué pasó.

¿Contenta? ¿A que la prota es una mezcla entre Sara Montiel y una actriz característica de culebrón mejicano? En el final de la peli israelí está tremenda. Venga, la compensación:

Blendr, la versión hetero del Grindr


Cuántas veces no habréis oído quejarse a un amigo hetero de "lo fácil que lo tenéis los maricones para follar". Bueno, dicen "los gays" para no ofender.

¿Que no? Yo no digo que tú vayas a sitios de esos pero... ¿a que los ojos les hacían chiribitas como a Marujita Díaz cuando les contabas que existían unas cosas llamadas laberintos, glory holes o cuartos oscuros? ¿Y la cabeza no les daba vueltas como a la niña del Exorcista al oír hablar de saunas o de zonas de cruising? De oídas, de oídas, todo de oídas.


Y ya el colmo llega cuando les enseñas tu flamante smartphone con una pantalla llena de cuadraditos con cabecitas o pectorales de hombres buscando sexo. Ah, no, es verdad, que algunos buscan "amistad y lo que surja". Y, para referencias, qué mejor que la web de GRINDR SORPRESA.


Y es que, querida amiga, tienen razón. Gracias a nuestra querida sociedad que aún no se ha librado del encorsetamiento moral de la tradición machista familiar y matriarcal judeocristiana, los tíos heteros lo tienen un poco crudo para follar.

Seamos realistas. En teoría no porque somos una sociedad moderna, la mujer está liberada etc etc. Pero, ¿y en la práctica? Salvo contadas excepciones, la mujer que practica sexo tranquilamente y sin dilemas ni remordimientos es tildada de puta directamente. El hombre, de putero (que parece que tiene más status). El sexo oral es tema tabú incluso en matrimonios. Y ya que alguien -hombre o mujer- aparezca en una página de contactos con intención que no sea "casarse" es una vergüenza. ¿Que no? Consulte a sus amigos, consulte.

Pero tranquilos mis queridos heteros porque... LLEGA BLENDR, LA VERSIÓN HETERA DEL GRINDR.


De la mano de los de la máscara negra y el fondo naranja, aparece una aplicación, en principio para iPhone, de contactos para hombres y mujeres. Según sus creadores, no está pensada inicialmente como una aplicación de "aquí te pillo aquí te mato", sino que va enfocada hacia la amistad y el conocimiento, ya que puedes poner las aficiones e intereses que tienes.


Estooo.... sí, ya.

Así que.. fantástico, chicos y chicas. Por fin podréis follar conoceros de una manera moderna, geolocalizada y con foto.


El problema es... que si haces una captura de pantalla del Blendr en Spain te encuentras con perfiles sin foto, dos tías de más que dudosa veracidad y ... tíos, tíos y sólo tíos. Ains.

Vale, sí, está empezando.

Ah, te la puedes descargar aquí: clic.


Y te aseguro que no es ninguna bobada. Ayer lo comentábamos referido a amigos heteros y se les hacía el chichi pisicola.

Berlín, un exceso


Y después de la Breve Guía Low Cost de Praga llega... Berlín.

Lo de Berlín es... lo opuesto a Praga, pero totalmente, vamos.
Todo lo que allí era recogimiento y monumentos tipo "oh qué mono", ir andando en diez minutos de un lado a otro y sentirse totalmente turis en una ciudad que te es ajena, en Berlín es lo contrario.

Y es que Berlín es desmesurada en todos los sentidos.
Lo primero, en sus dimensiones. Es una ciudad gigantesca en la que todo está lejísimos de todo y, lo que es peor, no te puedes fiar de "ah, está cruzando la calle" o "a dos manzanas", porque la calle puede tener más de doscientos metros y esas dos manzanas pueden ser tranquilamente un kilómetro.

Así que, para moverse, nada de andar: patines, bici o transporte público.
Como aún no hay bicis que aguanten nuestro tonelaje y lo de tx y yo en patines puede ser una risa (y una catástrofe), pues transporte público.
En Berlín es caro, así que hay que sacarse el abono diario (6,30 €) o las tarjetas Berlin Welcome Card para 2 ó 3 días.
Creo que lo mejor es el ticket diario,peeeero merece la pena comprar la Welcome Card Museumislen de 3 días zonas ABC (36 €) si
- vas a ir al aeropuerto de Schonefeld (el bus sale por 6 € cada viaje)
- vas a visitar por lo menos dos museos (ponle 20 €)
- tienes intención de acercarte a Potsdam (zona C)
Elegimos ticket diario AB para dos días y la WC con Isla de los Museos para los otros 3.


Porque llegamos en a Berlín en tren.
Es un parto, casi 5 horas desde Praga, una pesadez, con familia coreana adicta a los videojuegos incluida en el compartimento, pero si se saca con tiempo sale a 29 €, y en el fondo si vas en avión las 4 horitas entre rollos, maletas, esperas y traslados no te las quita nadie.
Tema transporte pues, solucionado.

Tema hotel.
Esta vez fui a lo conocido, y elegí un Ibis en el centro del mapa (que no de la ciudad, porque la ciudad no tiene centro), en Anhalter Straße. Con los Ibis sabes lo que compras. Todos los hoteles son iguales en todo el mundo: habitaciones grandes, limpias, unas baldas como armario y la clásica cabina como cuarto de baño. Era como estar en Murcia, vamos. Precio 59 € (cogido con tiempo y con una promoción) + desayuno.


Mirando el mapa, vi que estaba cerca de una estación de metro.
¡Ya! ¡Los cojones! Era un cuarto de hora andando.
Menos mal que en la esquina teníamos estación de SBahn (que es como el cercanías, y te conecta con todo el metro) y el maravillosísimo autobús M29 que recorre Berlín de este a oeste y que desde que lo descubrimos usamos para absolutamente todo.
El Ibis Potsdammer Platz está en medio de la nada, como casi todo lo que había al lado de donde antes había muro. Da una sensación muy desoladora, pero en cuanto nos supimos mover bien por la ciudad, nos pareció muy bien situado. Además, para las ahorrativas, por 10 € menos está el Etap en la puerta de al lado, que es un hotel de la misma cadena.

Y ya está, ahora lo que se necesita para moverse por Berlín es coger el mapa de papel que te dan en recepción de casi todos los hoteles:


Y no vienen nada mal este par de aplicaciones para el iPhone: Berlin Walk& Ride y CityMaps2Go. Planos offline e itinerarios de cómo llegar a los sitios ya sea en coche, andando o en transporte público. Aunque mejorables, son muy buena ayuda.


Y ahora me tocaría hablar de lo intensa y cosmopolita que es la vida berlinesa, pero sería soltar tópico sobre tópico. En Berlín hay mil cosas que ver, que hacer y que vivir. Puedes venir a ver arquitectura, a estar de shopping salvaje, a hacer turismo sexual, a empaparte de cultura, a pasear, a salir de copas, a ir a conciertos de todo tipo... de todo, vamos.

Sólo hay que tener la información adecuada y agenciarse cualquiera de las publicaciones que informan de los eventos que hay la semana en la que vas. Sí, por supuesto que en cualquier bar de ambiente tienen las dos revistitas que te informan de toooooodas las parties maricas que hay (algo así como el Shangay pero sin ser una sucesión de anuncios de cremas y potingues), y te quedas alucinando.


No se puede hacer una guía al estilo que hice la de Praga, porque no ha lugar, así que tomémonos esta entrada de blog como "impresiones de Berlín".

Nada más llegar y acomodarnos se me ocurrió la brillante idea de acercarnos a la Puerta de Brandenburgo, que según el plano estaba cerca del hotel, siguiendo la calle. Primera impresión de las dimensiones de Berlín: cuando llegamos había pasado media hora, estábamos desesperados por no haber visto más que horrendos edificios y multitud de solares y ah, el pie de mi querido TX se había inflamado hasta niveles preocupantes adquiriendo un precioso color morado virtud a los once clavos, la placa y el concierto de castañuelas y orquesta filarmónica que tiene atornillados en el tobillo. Te puedes imaginar mi sensación de culpabilidad.


Mi idea era seguir todo Unter der Linden hasta la Alexanderplatz pero aquello era demasiado. Si está ahí mismo, si está ahí, decía yo señalando la torre de televisión, un poco más allá de la catedral y el edificio ese raro que han puesto enfrente. Pero no llegábamos nunca, y eso que íbamos en bus.


Pero lo de Alexanderplatz es algo demencial: es una plaza a la que nunca se llega. Mi amigo Antounio dice que no existe, que está ahí pero nadie la ha visto jamás. Que pasas con el tren por encima, con el metro por debajo, que le das mil vueltas pero que nunca llegas a estar en ella. Tx se hartó e hicimos una comidameriendacena por allí mismo sin llegar a la plaza, ampliando la leyenda urbana. TX decidió que Berlín era una ciudad fea que no le gustaba nada. Horror. Ya lo tenía dolorido, cansado y de morros. Ideal.



Menos mal que la visita a los Hackesche Höfe y Hackescher Markt lo calmaron un poco. Por primera vez veía un poco de "ciudad ciudad". Es una zona de bares, restaurantes y tiendas bastante originales que te la tienes que apuntar cuando vayas a Berlín.

La verdad es que ese primer día estábamos bastante perdidos, cansados y desorientados. Antes que volver al hotel en ese plan agarré mi mariguía y, sin saber dónde nos dirigíamos exactamente, vi una congestión de puntos rojos en una zona a la que el metro nos llevaba directos desde donde estábamos: la zona de bares de ambiente de Kreuzberg. Aprovechándome de la abulia de tx, allá que fuimos. ¿Y qué pasó?


Pues que nada más salir del metro y enfilar hacia Oranienstraße alguien nos saludó desde una ventana. Increíble: nos tenemos que encontrar en medio del barrio turco de Berlín con una pareja de amigos de Madrid a los que aquí vemos de pascuas a ramos. Además, mano de santo, porque uno de ellos es médico y le dio a tx unos antiinflamatorios que le calmaron y deshincharon el pie. A partir de ahí, se puede decir que nuestra estancia en Berlín ya fue sobre ruedas.




Día siguiente: visita obligada al Reichstag (pasando de subir a la cúpula) y al impresionante monumento homenaje a las víctimas del holocausto (hay que meterse dentro para apreciarlo).


Justo enfrente, en el Tiergarten, hay una instalación así muy a lo Melissa Hindell que es el monumento a los homosexuales perseguidos por el nazismo.


Es un cubo de hormigón con una ventanita a la que te acercas para mirar y ves un vídeo de parejas de hombres besándose:


Un escándalo, vamos.

La siguiente parada por imperativos del guión es Potsdamer Platz, DONDE VA TODO EL MUNDO A PILLAR WiFi en el Sony Center. Es que si en Praga en cualquier lado pillabas una WiFi abierta, en Berlín es imposible, oiga. Así que allí estaba medio turisteo consultando el correo, los tuentis, los facebooks... y todas las maris comprobando sus Scruffs y sus Grindr, claro.


A destacar las dos paredes que quedaron del Hotel Esplanade, integradas en la plaza. Una de las cosas más interesantes de Berlín es ver los paneles que están al lado de los edificios. Te cuentan la historia y te muestran fotografías de cómo estaban antes de la 2ª Guerra Mundial y cómo quedaron después. Acojona.



La siguiente visita obligada es la iglesia Kaiser-Wilhelm-Gedächtniskirche, al lado de Ku-Damm, pero entre que está en un sitio HORRENDO y que estaba recubierta por unos paneles blancos así como de stand cutre de feria, ni fotos hicimos. Para otra ocasión.

Niveles de cansancio e hinchazón de pie llegando a zona naranja, así que bus de vuelta al hotel, descansito y por la noche salida con otros amigos que viven allí en Berlín por la zona de ambiente clásica: Nollendorfplatz, donde está el triángulo homenaje a las víctimas homosexuales del nazismo. Sí, otra vez.


Y el oso arco iris justo delante de la tienda Bruno's, ideal para aprovisionarse de todo tipo de artilugios para jugar.


El día siguiente tocó Kreuzberg sur, la zona de Mehringdamm. Mmmm, qué curioso, también una zona con acumulación de puntitos rojos en el mapa gay de la ciudad. Pero fuimos de día.


Nada más salir del metro, un quiosquillo nos llamó la atención porque tenía una cola de unos cincuenta metros. Y tenía pinta de ser un Kebap puro y duro. Luego nos dirían que es uno de los sitios más típicos para tomarse una Berliner CurryWurst, que no deja de ser una salchicha con tomate frito y polvo de curry por encima.


El paseo por Kreuzberg sur pasa por visitar el Viktoriapark, que tiene una colina desde la que se ve gran parte de la ciudad y una cascada así muy Tulipán Negro.
También tiene explanadas para tomar el sol (los berlineses son muy dados al nudismo) y ni que decir tiene que a partir del atardecer el parque entero es una conocida zona de cruising.


Detrás del parque hay mucha actividad de desarrollo urbanístico con edificios con muy buena pinta.

Seguimos andando hacia el aeropuerto de Tempelhof, único edificio de arquitectura nazi que los aliados dejaron en pie porque les interesaba utilizarlo después.


Cerrado desde 2008, han convertido la zona de pistas en un enorme parque para montar en bici y patinar, fundamentalmente. El edificio es inmenso. Quisimos visitarlo pero no se podía, o no supimos. El caso es que cuando llevábamos diez minutos andando por la fachada buscando la puerta, vemos un cartel que ponía "Entrada a 1400 metros". ¿Pero de qué van estos berlineses? Bus que te crió y visitilla al parque. Impresionante.



A la vuelta a la zona de Mehringdam, paseo por Bergmanstraße, zona de bares, restaurantes y tiendecitas. Muy cuco.

Tercer día: isla de los museos.
Que en Berlín museos hay para aburrir, pero los que hay que ver si vas en plan turis y es la primera vez son dos: el de Pérgamo y el Neues. ¿Y por qué? Pues porque son los más impresionantes y además están uno al lado del otro.


Ventajas de la Berlin Welcome Card: no hay que esperar ninguna cola, con el ticket vas directamente a la puerta y entras. Y en el Neues Museum hay cupo de admisión por tiempo.

El museo de Pérgamo tiene una reconstrucción del altar de Zeus de Pérgamo, en la actual Turquía. Estuve allí hace años y sí, lo que queda es campo. Pero los turcos no lo pueden reclamar porque no fue un expolio, como el resto del museo, sino un regalo, así que en Berlín se queda.


Más alucinantes aún, las puertas del mercado de Mileto, ciudad romana:


Y ya el colmo de los colmos, con el que se te caen directamente las bragas al suelo, las puertas de Ishtar en Babilonia:


De alucine.

En el Neues tenemos mucho arte egipcio y el famoso busto de Nefertiti (Nofretete). Los alemanoides se han hartado de que nadie respete lo de sacar las fotos sin flash y la han sacado de donde estaba para ponerla en una sala oscura donde está prohibido hacer fotografías. Es hipnotizante.


Hay que verlo.

A la salida, pasando de pagar 8 € por ver la catedral. Mejor asistir a cualquiera de los conciertos que hay en ella.

Y ese día POR FIN encontramos AlexanderPlatz, con su reloj mundial, su torre de televisión (que no está en la plaza) y su Saturn, donde nos cobijamos del tremendo chaparrón que nos cayó.


A destacar los chicos que vendían perritos calientes. No es que vayan con el carrito, no, es que lo llevan puesto encima. Una estructura metálica soportada por hombros cintura y que pasa por la entrepierna (verídico) con todo lo necesario para ponerte un perrito y encima con paraguas. De alucine.


En Berlín se come bien. Barato según dónde pero bien. En ese sentido es como muy Londres: hay restaurantes de todos tipos y nacionalidades: comimos en árabes, chinos, nórdicos, y hasta americanos. Pero es que, señora, la mejor vista del Checkpoint Charlie se tiene desde... la terraza del McDonald's.



Pero también había que probar los productos típicos de la tierra: la currywurst (que ya he dicho que era un perrito caliente con polvo de curry) y la Berliner Weiße, que es una auténtica mariconada: una cerveza blanca con un jarabe que puede ser rojo o verde:


Imagino que el espabilado lector sabrá distinguir qué cerveza tomé yo y cuál tomó tx. Sí, es una porquería.

Vistas las previsiones meteorológicas y de aguante físico nuestro, decidimos dejar para otro viaje posterior las visitas a Potsdam y Charlottenburg. ¿Y qué nos quedaba por hacer en Berlín -aparte de warrear-? Pues claro, shooooopppiiiinnnngggggg.


En Berlín puedes ir de shopping salvaje pero tienes que saber dónde ir, porque si no puedes acabar cayendo en el CCR más cercano yendo a las tiendas de franquicia de siempre, las mismas que te puedes encontrar en tu casa.


Obligada es la visita a Ampelmann, porque es, como Nofretete, un muñequito hipnotizante, imposible no sentir simpatía hacia él. Era el monigote de los semáforos en Berlín Este y tras la reunificación se intentó eliminar, pero hubo un movimiento de salvaguardar la cultura de la Alemania del Este y se rescató. Ampelmann se convirtió en un símbolo y ahora encuentras souvenirs del monigote verde, o rojo, por todos lados. Es superturis, pero tiene algo.


Nuestra visita por la zona de Prenzlauerberg fue algo decepcionante. Multitud de tiendas pequeñas "independientes", con ropa variada, cosas curiosas, y un ambiente muy de casas okupas. Hicimos dos recorridos: uno por Schönhauser Allee (sí, también con pequeña concentración de negocios gayses) y otro por Kastanienallee y aledaños. No nos lo creíamos. ¿Y estos son los eficaces alemanes? Casi todas las tiendas abrían a las 12 del mediodía y algunas tenían horario de 14 a 19 horas. De alucine. Y como pasamos tan pronto, pues las vimos sólo de pasada. A tener en cuenta. Son tiendas muy para freaks y popis, aviso.


En KollwitzPlatz hicimos nuestra última incursión shopperil en la zona, y menos mal que tx pudo explayarse a gusto en Coledampf's, el paraíso de los cocinillas. Tooodo tipo de artilugios de cocina, repostería y autosatisfacción sexual gastronómica. Pero vamos, que la zona nos dejó muy poco satisfechos.


Ya cerca de la zona del Kufürstendamm (que francamente no nos llamó la atención en particular) hay otro sitio en el que tuve que controlar a TX: la esquina de Kantsra
ße con Uhlandstraße. En las esquinas sur hay tiendas de muebles y decoración. Vale, muy normalitas. Pero es que en la esquina noroeste tienes Stilwerk: un edificio de cuatro o cinco plantas todas llenas de tiendas de muebles, decoración, iluminación, cocina, toooodoooo.


Aghhh, el ataque. Sólo le permití a TX ver las de la planta baja. Quin espant.

Y hasta aquí mis memorias particulares de nuestro viaje a Berlín.
Ah, que no he comentado nada del ambiente gay. ni de las aventuras que nos ocurrieron allí.
Bueno, pues lo dejo para la próxima entrada del blog, porque ésta me ha quedado larga y bastante coñaza.

 

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