Historias de San Francisco en Netflix (Tales Of The City)


Hala, ya he visto Historias de San Francisco (Tales Of The City) 2019 en Netflix.
Sí, lo sé, soy un pesado con esta serie, como ya te conté aquí.

Y, como era de esperar, mis impresiones tienen sus altibajos en cuanto a valoración.
Pero también hay que considerar que hace menos de un mes que me he tragado las tres miniseries anteriores, con lo que voy condicionado y con el puntito nostálgico subidito de más.

Estos nuevos Tales siguen las historias de los personajes de Armistead Maupin, aunque no están escritos por él. Pero bueno, se supone que él como Executive Producer habrá dado el visto bueno a los guiones.

¿Y con qué nos encontramos?
Con una serie queer, muy queer, tremendamente queer.
¿Tú sabes lo que quiere decir queer?
¡Pues estudia!
O vete a la Wikipedia.
Básicamente Tales Of The City 2019 es una oda a la diversidad sexoafectiva. Cada personaje es un ejemplo: hetero, gay, bi, trans, poliamoroso, lesbiana, no-cis, no-binario, travesti... tanto que descoloca y hace que las etiquetas sobren. Es decir, todo es muy queer.

Y si bien esta es la apuesta de la serie y una de sus bazas fuertes, es también la rémora, porque para mi gusto parece que se han dedicado a mostrar tanto la diversidad sexual que se ha resentido la narrativa. Las Historias que nos quieren contar pecan de poco interesantes y, sobre todo, de una lentitud desesperante en su desarrollo en los primeros episodios.

Menos mal que una vez que nos han presentado y desarrollado a todos los personajes, la serie toma vuelo y remonta, hasta un final donde todo va encajando.


Básicamente tenemos 4 líneas argumentales principales:

1. Mary Ann Singleton vuelve a Barbary Lane 28 por el 90 cumpleaños de la propietaria, Anna Madrigal, después de 23 años, encontrándose con su exmarido, su hija, su mejor amigo... Laura Linney está estupenda como actriz, ella es Mary Ann. El problema es cómo han dibujado su personaje: como una metepatas constante, que saca de quicio a todo el mundo, y al espectador.
Siendo esta la línea argumental principal sobre la que orbitan las demás, es la más aburrida, y a ello colabora la (ya lo dije) espesísima Ellen Page en un rol bastante poco agradable. Sí, madre e hija están para darles de tortas. Menos mal que está Brian (el ex) para poner orden.


2. El misterio de Anna Madrigal. ¡Qué es una historia de Barbary Lane sin su toque de intriga! La historia es preciosa pero en los primeros episodios está tan diluida que no se le presta casi atención. Menos mal que hacia el final hay un episodio entero dedicado a este misterio, que es una maravilla.
Y si Linney es Mary Ann, Olympia Dukakis será siempre la señora Madrigal, por mucho que cierto colectivo se haya quejado MUCHO de la elección de actriz.


3. Michael Tolliver ya no es el inocente y encantador Mouse en busca del amor y el sexo. Ahora tiene 54 años, la vida le ha dado bastantes golpes, es seropositivo indetectable, y tiene un novio buenorro y bastante más joven que él. Sin embargo a pesar de la edad sigue siendo un joven vulnerable. Se verá envuelto en conflictos por la aparición de Mary Ann, el misterio de la señora Madrigal y oh, encuentros inesperados. La elección de Murray Bartlett es todo un acierto.


y 4. El conflicto de una pareja de jóvenes que viven en Barbary Lane: Jake y Margot. Toda una compilación de datos para un estudio sobre el mundo queer. Y no voy a revelar nada.


Alrededor de estas cuatro historias revolotean varias más: la grabación de un documental, las aventurillas de otros viejos conocidos (Brian y Dede), la locura de unos influencers, la gentrificación que ha sufrido San Francisco...

Como ya he dicho, se me ha hecho pesadita al principio y, aviso, dan ganas de dejarla de ver, pero hacia el final toma carrerilla. El episodio del origen del misterio es genial y la resolución (yo ya me la esperaba, pero es que soy muy marilista) tiene su puntito de emoción. El epílogo es un poco autocomplaciente de más, pero bueno, se deja ver.

Lo que más echo en falta respecto a las miniseries originales es ese punto de casualidad absurda: una chica se sube a un autobús y se sienta al lado de la que luego resulta ser su abuela, otra consigue trabajo de secretaria en la misma empresa que su vecina y su jefe después de acosarla resulta tener un rollete con la pareja de otro vecino y además su suegro se lía con.... etc etc. Esto en la serie de 2019 no pasa.

Son 10 episodios y no va a haber más.
Aunque ya se está hablando de una precuela sacada del maravilloso 8º episodio (llega hasta este, te gustará).


Puede cansar el rollo queer. 
De hecho, he vuelto a ver en estos días una peliculita de temática gay lllamada Jeffrey (creo que es del 94 o del 95) que aunque es muy obvia merece la pena por la desdramatización que se hace del tema sida y en la que hay una escena de un orgullo en la que se burlan descaradamente de todas las letras que le ponemos al LGBTQRTQTR, precisamente con Olympia Dukakis de actrtiz invitada haciendo de representante del Colectivo de Lesbianas Transexuales No Operadas.
La reivindicación también puede ser divertida.


Tenía esta entrada de blog pre-escrita desde hace un par de semanas, y hoy me llevo la sorpresa de que Netflix en España tiene disponibles las tres miniseries antiguas. ¿Vecinos peculiares? ¿Pero de qué van?

Así que pégate un maratón de Tales Of The City, nena.
Que las veas... TODAS.


1 comentario :

un-angel dijo...

...que sí que habrá que verla, sí...y conste que yo sabía lo que era "queer" porque lo busqué en su momento cuando salió la serie aquella del "Queer as folk", jeje. Pero no está de más recordarlo, no.

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