Cómo convertir un blog gay en un blog...

Querida amiga.

Tú, como yo, comenzaste en el mundo blog en la primera década del siglo XXI.

¿Te acuerdas?

Ay, al principio todo era muy sencillo: el diseño del blog consistía en un fondo rosa y una bandera arcoiris. ¿Los contenidos? Chicos semidesnudos, reseñas del último disco de Alaska, comentarios sobre Queer As Folk y series para gays emocionados por la visibilidad en los medios, la apertura de esa nueva sesión en la disco de moda (que duraría tres findes, exactamente)...

Pero los tiempos han cambiado, querida. ¿Qué queda de tu blog? Un diseño anticuado, y si hablamos de los contenidos... bueno, sí, sigue habiendo chicos semienpelotas, pero el grueso se lo llevó Facebook, ¿eh? ¿Te has dado cuenta de que cada vez los pones más jóvenes? ¿Te estás conviertiendo en un viejo verde? Ah, carcamalillo.

Tranquila, porque hoy te vengo a dar unos consejillos sobre cómo rediseñar tu blog.

Lo primero, cojamos esa bandera arcoiris que tienes de fondo con una tipografía infame:

Cariña, ¡esos colores atacan a la vista! Y esas letras rosas... ¡por favoooor!

Venga, lo primero, fuera letras.

Y ahora le subimos el brillo y bajamos el contraste, para que quede lo más suavizada posible.

 

Por favor, parece una funda de tumbona de piscina comunitaria. Hay que buscar un fondo lo más neutro posible. ¿Gay? Mmmmm, sí, ¡rosa! Pero suave:

Ok, pero queda muy soso, ¿no? Vamos a adornarlo un poco con algo simpático, no sé, frutas, a ver qué tal.

¡Qué cuqui! Ahora colocamos la bandera.

Guay. Pero un poco... desangelado. 

¿Qué tal una cinta washitape moloni para adornar?

Aaaaaah, ideal, ahora sólo queda el título.

Escogemos una fuente tipo caligrafía.

¡Acabamos de convertir un blog gay en un blog maleni!

¡Y sin usar cupcakes!
Amélie estaría orgullosa de ti.