Actualizanding para no decir nada (como de costumbre)

 

Y digo yo que tocaría actualizar un poco el blog, ¿no? 

Vamos a ver... cosas interesantes que hayan ocurrido últimamente... bah, pocas.

San Valentín.

Intenté sorprender a mi tx con mi especialidad tradicional: los corazones de pantera rosa, pero me pilló en medio del corte, nos los zampamos y no me dio tiempo a sacar la foto, así que pongo ésta de hace cinco años:

El plato es de un arcopalismo horribilis, ¿eh? Y, aunque parezca así todo como muy escrotal, están riquísimos y tienen mogollón de colesterol malo, azúcares y todas las mierdas que te puedas imaginar.

Aburrida estoy de los de "San Valentín lo inventó ElCortinglés". Son más cansinas que los de "no me gusta la navidad".

Agradecido por el insospechado presente, tx me llevó a una cena "sorpresa". Vamos, tan sorpresa como eso de "oye, el martes no tienes ópera ni ningún compromiso, ¿no?", "¿a qué hora llegas mañana de trabajar?" o, así como quien no quiere la cosa... "oye, en el sitio éste se puede ir sin reservar, ¿no?" En fin, que yo me puse más contento que unos palillos cuando me tocó ir a aparcar a Chueca (en Madrid centro hace tiempo que ya no se puede aparcar, vamos, ni de coña) y cenar en un sitio en el que uno no se siente muy timado.

Viernes: ir a Correos.

Ir a Correos ya se sabe lo que es: disgustos, y no iba a ser menos esta vez, no.

Primero una carta de esas con mil acuses de recibo del Ayuntamiento. Qué habré hecho. Pues nada, que todavía queda coleando un IBI de hace siglos porque alguien no cambió la titularidad de la mochocasa. Y luego una de AENA.

¿Te acuerdas cuando los cabrones de los controladores se pusieron de huelga de golpe porque sí aduciendo que estaban muy estresados hace un año y pico y nos jodieron el puente? Pues la compañía me devolvió el importe del vuelo, pero los gastos extras, reclamados a AENA, me vienen a decir que me los coma con patatas y que si quiero reclamar que vaya a Tribunales. Ah, y que de reclamación por daños y perjuicios ni de coña, que total por estar el espacio aéreo dos días cerrado no pasa nada. En fin, como no son ganas de encabronarse más por ese asunto, paso. Y como comprenderás no merece la pena gastarse en abogados y procuradores para... ¿69 euros? Y los pelmazos de Facua que decían que querían sacar 10.000 € de indeminzación por persona. Ya parece que están más calladitos, ¿no?

Y hala, a preparar la lista de canciones en Spotify para la fiesta de los cumples. Voy y me veo las listas de "lo más oído", luego las de "lo más vendido" y ya por último, desesperado, las de "los 40 principales". No sé si me estoy volviendo un cascarrabias o qué, pero casi todo me parece una auténtica mierda. Pido ayuda por twitter y me recomiendan "Fangoria, Mecano y Ochentadas". No, o sea, no. Si luego da igual y nadie presta demasiada atención a la música, pero se siente, ni raffaellas ni a quién le importa ni YMCA. Perezón perezón.

Sábado:

Se nos han muerto dos plantas: el acebo y un madroño (jode, porque eran de mis favoritas, pero uno nunca sabe si le está echando mucho agua, poco o qué, y nuestra terraza es superinclemente). Así que a renovar plantas toca. 

Y vamos a un vivero que es algo así como un centro ocupacional de la Comunidad de Madrid para discapacitados mentales. ¿Inconvenientes? Que tienen unos horarios imposibles (de funcionario, como bien me dijo un amigo mío funcionario) y que no es que haya mucha variedad de plantas. ¿Ventajas? Unos precios alucinantes: compramos una mahonia (especie de la que yo desconocía su existencia hasta hace dos días, no veas lo darwinista y anitaobregonístico que me sentía), un jazmín trepador (éste sí) y una planta "verde" enorme que no sé lo que es (prunus laurocerasus) por 22 euros. Y porque no cabían más en el coche, que si no arramplamos con una adelfa de esas supervenenosas, que ya estoy harto de tanto verde, yo lo que quiero es poner colores, coññño.

Máaas compras: ¿te acuerdas del PcCity que había en el CCR al lado del Ikea? Pues ahora han puesto una tienda de decoración llamada Maisons du monde. Seguro que lleva tiempo, pero es que desde que TX y yo vivimos más lejos que algún CCR tampoco vamos a tantos. 

La primera impresión es de horror: muebles de madera así como muy rústicos, de Tía Maleni, y telas de cuadros de Vichy (no de Perla, sino de los auténticos). Pero luego la exposición va cambiando y oye, hay para todos los gustos y de todos los colores. 

Ni que decir tiene que TX se volvió loquísimo del potorro viendo cristalerías, que mi chico será lo más heterofenotípico del mundo, pero ve un brillo y un dorado y ya la tenemos liada. Algún día hablaré también de su obsesión por los cojines (almohoadones, que dicen los que van de finos).

El caso es que oye, a pesar de que la exposición da mil vueltas (ríete tú de Ikea, allí al menos puedes atajar) y te acabas volviendo tarumba, hay cosillas que mira, no están nada mal.

Por la noche recogimos a nuestros amiguitos a la salida de Madame Bovary en el teatro Bellas Artes. Sale uno: "lo peor que he visto nunca". Sale otro: "es mala". Sale otro más: "qué horror, no vayáis". Y el último: "Si había gente que aplaudía y todo". Vamos, que mucha Ana Torrent haciendo de gran dama de la escena pero que ni se nos ocurra ir. Pues nada, yo hago caso. Nos han recomendado sin embargo la de la Mariola Fuentes, Llum Barrera y otra chica (lo siento, chica, no me sé tu nombre, ahhh, sé famosa) del Teatro Lara. Que es muy insustancial pero por lo menos te ríes. Pues ya veremos si vamos, que yo es que tengo el cupo de espectáculos un poco sobresaturé.

 

Gracioso fue ver a los últimos asistentes que llegaban al baile de Carnaval del Círculo de Bellas Artes. Los de Cornejo y disfraz apolillado de alquiler ya habían entrado, y a las doce ya llegaban los restos. ¡Cuarenta eurazos la entrada! decía una especie de Carmen Miranda envuelta en tela de esa de manteles que venden en Ikea. Por lo menos habrá barra libre, ¿no?

Terminaríamos la noche en el Costello tirados en unos asientos colchoneta rodeados de neogrunges, neorastafaris y chicas enseñando cacha. Y metro corriendo a casa, que se nos acababa.

Y del domingo, mejor no hablar, porque los efectos secundarios me duran hasta hoy...