Follies en el Teatro Español



Follies es un musical de Sondheim, y Mario Gas lo acaba de poner en escena, por primera vez en España, en el Teatro Español de Madrid. Si tienes intención de ir a verlo, yo que tú no seguiría leyendo. Si no, pues sí, oye, que lo mismo te animas.



Me enteré de chiripa que las tres primeras funciones eran al 50% y allá que compré entrada para el tx y para mí. Y luego lo comuniqué a los amigos. Que ya me conozco yo el rollo de las entradas con los amigos: que si a mí me has sacado, que si me he cogido un enfurruñaíto porque no has cogido para mí, que si quiero una más que viene Menganito, que si ahora me he echado novio provisional y quiero que venga, que si he cortado con nosequién, que si no sé si iré en principio sí pero ya te confirmo, que si no me has llamado para la copa de antes o la de después, que si yo te dije que fijo que iba... agh, ¡hay veces que a nuestra edad parecemos peores que mi sobrina de 13 años con sus amiguitas!



El caso es que mandé un email diciendo: oye, que está esto, a este precio, y yo voy el día tal. Y ayer nos juntamos, así, a bote pronto... ¡dieciséis! (no, si van a ser más que los que vengan a la fiesta de cumple, ya verás) que, juntados a los conocidos que cada uno nos íbamos encontrando en el teatro, aquello parecía una reunión del Cogam. ¡Por favor!

Y esos los conocidos, que si sumamos el patio de butacas y los tres pisos del teatro aquello es que era un chorreo de aceite. Vale, musical (clinc, un punto), vale, finde del estreno (clinc, otro punto), vale, va sobre varietés, plumas y vedettes (clinc, más puntos), vale, sale Massiel (clin, clinc, clinc, clinc, CLINNNNNC).


Hasta mi amigo Valde se llevó un tocado con una pluma, pero cuando le fui a hacer una foto llegó la acomodatriz a recriminármelo y me salió movida, y luego ya la muy bruja me tenía echado el ojo, como para volver a sacar el móvil, que va y me echa.



Bueno, ahora, el musical.

Follies es un musical triste, oscuro. No tiene nada que ver con las ñoñeces de musical franquicia que se hacen en la Gran Vía, que son fotocopias sin personalidad de grandes éxitos de Broadway o el West End. Primero por el tipo de producción: más modesta pero más imaginativa. Luego por el tipo de cantantes (adiós triunfitos gritones y similares). Y finalmente por el musical en sí: Follies no es una obra amable "para toda la familia". No, es un texto cargado de amargura, de ironía, de nostalgia sin caer en el sentimentalismo. Y la música no es nada facilona. Aunque todo suene así muy cabaretero y linamorganesco, la partitura es muy sofisticada y elaborada.
Además, lo que te cuesta la entrada más cara del Teatro Español es menos de lo que te cuesta la más barata en El Rey León (salvo esa ultimísima fila de arribota del todo), por ejemplo.


La historia va de una reunión de antiguas chicas de revista, de cómo ha pasado el tiempo para ellas, de cómo eran cuando eran jóvenes y qué son ahora, centrándose en dos parejas y las tensiones sin resolver que dejaron 30 años atrás. Sally y Phyllis son las chicas que se casaron con sus enamorados novios, Buddy y Ben. Sally ahora es un ama de casa de clase media y Buddy un viajante. Ben y Phyllis llevan una vida de lujerío y alta sociedad. Pero ninguno parece estar a gusto con su vida actual.

Follies se estrenó en Broadway en 1971 en una producción que fue un éxito de público pero un fracaso económico (a mí que eso me lo expliquen). No se llegaron a  cubrir los gastos pero tuvo más de 500 representaciones. En 1987 una nueva producción en Londres logró un éxito tremendo y fue lo que convirtió Follies en musical de leyenda y creó una especie de Sondeim-manía en el teatro británico (no son cosas mías, que lo acabo de leer en el libreto del cd). La producción más reciente es de 2011 de Nueva York, y tampoco ha alcanzado los ingresos previstos, con lo que se cancela y se va a Los Angeles.



En la producción de Madrid hay medios, y se nota. Lo que en una primera parte puede quedar un poco como "espacio polivalente típico que lo mismo te vale para Follies que para hacer un Rigoletto" (o, si nos ponemos, La Del Soto Del Parral, que el fondo parece el acueducto), cobra vida en una segunda parte que, sin alcanzar cotas de espectacularidad, es tremendamente vistosa. Mención especial a los figurines, de un lujerío que no se suele ver.

Y es que hay mucha diferencia entre la primera parte del show y la segunda. Cuando llegas al intermedio te quedas un poco con la sensación de "vale, está bien, pero es un poco rollo porque no ocurre nada". Y es que es una sucesión de chicas Follies cantando cada una su historia, e hilvanando el conflicto que estallará en la segunda parte, en el que se entremezclan teatro y realidad.

Bueno, y ahora, los intérpretes:





Muntsa Rius es Sally y Vicky Peña es Phyllis. Al principio están inaguantables de lo artificiosas y declamatorias que suenan. Es como si estuvieran doblando una película. Exageradísimas, especialmente la Peña. Luego se moderan. La Rius consigue conmover con su papel, pero ains, para mí que le falta carisma. En "Perdiendo la razón", su número estrella (con una ambientación de lujo) lucha contra unas sílabas coladas con calzador y se queda a un paso de lograr la emoción que se necesita. Esperemos que con el rodaje se suelte más. Vicky Peña en la primera parte está insoportable, pero luego saca todas sus bazas y acaba robando todo protagonismo y comiéndose la función (genial en "Dejarte").



A su lado, Carlos Hipólito como Ben y Pep Molina como Buddy. Perfectos y sorprendentes los dos. Molina también empieza un poco afectado (mal de casi todos los actores cantantes) pero luego borda el papel. Hipólito, en principio contenido, se suelta en un número final muy bueno.



En sus mismos papeles de jóvenes están muy apropiados Marta Capel, Julia Möller (la chica del Phantom español), el siempre solvente Ángel Ruiz y un tal Diego Rodríguez a quien yo no conocía (pero que he visto que también es asiduo de musicales) y que en las dos escenas en las que aparece sin camisa luciendo pectoralia.com hizo que salieran suspiros del 90% del público y que la mancha de aceite... ni la del Prestige, oiga.




Para los operísticos, una alegría ver a Pep Ruíz, el eterno tenor secundario del Liceo, y a Linda Mirabal, la también eterna soprano comprimaria del teatro de la Zarzuela. Fantásticos los dos.

Las chicas Follies están todas muy estupendas y en su papel: Teresa Vallicrosa, Mamen García -que canta junto a Lorenzo Valverde ¡el papá de Marta y Loreto!-, Mónica López (mención especial para ella y qué pena que se luzca tan poco)... Pero hay dos que levantaron al público (y la primera parte de la función, claro:



Asunción Balaguer. Qué señora. Con 86 años es capaz de cantar entonando y hasta baila un poco. Absolutamente sensacional. Un acierto. La gran frase de la noche: "Es la madre de Teresa Rabal, y Teresa Rabal ¡es muy mayor!"
Grande la Asunción, grande.



Y el morbo de la velada, claro: la única e incomparable Massiel en el papel de Carlotta.
El papel de Carlotta es el bombón de la función. Tiene que ser una gran dama de la escena, cine o música, mayor pero no vieja. Es un papel que han hecho Yvonne de Carlo, Ann Miller (!), Eartha Kitt, Carol Burnett, Dolores Gray, Elaine Paige... Ya sé, muchas jóvenas no tenéis ni idea de quiénes son, pero la retahila de nombres es para que se te caigan las bragas al suelo.




Y canta "Aquí estoy", una canción de autoafirmación en la que cuenta que las ha pasado de todos los colores pero sigue ahí. Creo que la elección de Massiel es estupenda. Primero porque es una de las voces más personales y características que hemos tenido en este país; segundo porque canta bien y tercero porque ella misma se autoparodia o autohomenajea cuando interpreta a Carlotta.

Interpretar no es que interprete mucho, pero la canción la salva muy bien (apretándose el diafragma cuando tiene que soltar un grito) y suelta un par de berridos efectistas que arrancan el delirio del público. Si nos atenemos a grandes damas de la revista española, Carlotta tendría que haber sido Tania Doris (es broma, pero no puedo evitar la referencia a Colsada), pero insisto, Massiel está apropiadísima en el papel y, como dice ella, qué mejor despedida del espectáculo que ésta.



No sé qué me dejo: los bailarines. También muy bien. Y, como dice la Otto, sí, soltaban mucha pluma. Pero es que, chico, ¡los boys de revista siempre han sido boys de revista!
La coreografía está muy cuidada. 

La orquesta suena bien, sin mucho chimpún chimpún (que he oído yo cosas en ese teatro que madre mía) y la dirección escénica de Gas es... lo que se espera. Después de otros 3 Sondheims (A Funny Thing etc, Sweeney y Little Night Music) le ha cogido el pulso al musical. Y no decae ni un solo instante, atento al detalle pero sin exagerar.



En fin, creo que ya me he enrollado demasiado y seguro que me he olvidado de cosas que quería contar.
Follies no es una obra fácil. Ni de ver ni de hacer. (Y menos de escuchar en disco sin verla, ¡yo nunca he podido!)
Y estas funciones del Español tienen un nivel de calidad muy alto.




Así que no me vengan las maricas tonnnntas y estiradas a soltar al finalizar la función eso de "sí, está bien, pero yo la he visto en Nueva York con la Peters y..." ¡PETARDAS!





¡Me queda la duda de saber quién se acabó llevando el trozo de tarta de zanahoria que sobró! Pero eso es otra historia que debe ser contada en otra ocasión.

11 comentarios :

Sarah Jessica Fletcher dijo...

Lo dientes largos, oiga. Yo entre el curro y Andrew Lloyd Webber (que dice que un musical hay que verlo cuando llevan ya un par de meses de rodaje y dejan de sobreactuar y se saben ya las canciones de pe a pa y tal y pascual)no he podido ir, pero cae fijo. Estupenda review!

Mocho dijo...

Pues no espere usted dos meses porque éste va a durar justo eso.

Ros dijo...

pues me da que a esta no llegamos, a todo nose puede ir pero imagino que bien, que a mi Carlos Hipólito haga lo que haga me puede.

Sufur dijo...

Hasta cuándo está? Me gustaría ir a verla

Mocho dijo...

Vea Vd. las imágenes y el vídeo, hasta el 8 de abril.

Sufur dijo...

Más me vale darme prisa, entonces... :-)

Daboy22 dijo...

Inconvenientes de no vivir en la capital. 1, 2, 3, responda otra vez...
¡Que te entren unas ganas locas de ver este musical y estar a suficientes kilómetros como para no poder verlo!
Aunque si viviera en Madrid, iría siempre pelao' de dinero porque me dejaría un buen pico en musicales y obras de teatro. La verdad, es que tu review está genial y me han entrado ganas de ir a ver la obra por mí mismo. ¿Dices que está hasta abril? Bueno, haremos cálculos pues a ver si se puede hacer una escapada express.
Por cierto, me gusta mucho tu blog. Me hago follower y te incluyo en el blogroll del mío para no perderme nada ^^ (que acabo de iniciarme en esto del blogueo). Te dejo la dirección por si a ti o a tus lectores os apetece pasaros, seguirme, enlazarme...
Un saludo

Daboy22 dijo...

Se me ha olvidado en el comentario de antes dejar el link... Jajajaja ^^

http://siquieresteloexplico.blogspot.com/

Otto Más dijo...

Mezzo, meeeeezzo!
Me has robado mi photoshop supercutre de los saludos xDDD

Yo fotografié y no me riñeron, POBRA!

Mocho dijo...

¿Mirabal es mezzo? Será con la edad, porque de siempre ha cantado papeles de soprano.

Sí, te robé la foto, pero es que ya sabes que yo soy una manganta.

Y es que nosotros estábamos a la vista de toooodo el mundo, como para que no me viera la acomodatriz!!!

Otto Más dijo...

La Mirabal, te lo digo yo, siempre ha cantado lo que daba dineritos, como buena caribeña... Su timbre es de mezza, pero es muy bruta y sube y sube... pero es una cosa de timbre, no de tesitura (ya estamos con las lecciones de pedantas...)... Dígotelo yo, que con estos ojos y oídos que algún día se comerán los gusanos o el fuego he visto cómo cantaba la chacha del Barbero...

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