Filis


Siguiendo la historia... (clic), mis escapadas nocturnas barceloninas suelen empezar en un bar que hace unos 15 años (o más) era lo más moderno, pero como la gente que sigue yendo es la misma, se ha quedado en plan Senda de los Dinosaurios. Pero no está mal, porque el público asistente le hace a uno sentirse menos freak que de costumbre y porque siempre hay alguien a quien saludar.

El otro día fui lo menos: me encontré con cuatro amigos/conocidos y los fui esquivando descaradamente uno tras otro. Además, estoy seguro de que a ellos tampoco les apetecería un guano ponerse a hablar conmigo. Habría que establecer un término para esa gente que son algo más que conocidos pero no llegan a la categoría de amigos. Son con los que puedes cruzar algo más que un hola y un adiós, que sabes algo de su vida pero que los ves ocasionalmente, sólo cuando te los encuentras, ¿conoamigos?

El caso es que andaba yo intentando escaquearme de entablar contacto visual con el pesado de los tirantes cuando un grito me sobresaltó:

- ¡¡¡Pero Mochaaaaa, hija de la gran puta, qué gorda te has puesto, cabrona!!!

La Filis. Inconfundible.

- Déeeeejame que te vea, vieja. Qué lista eres, con lo gorda que estás no se te notan las arrugas de la cara. Ahora bien, bonita, la papada se te cae.

Después de que medio bar se enterara de que estoy pasado de años y de kilos, procedimos a darnos los dos besitos de rigor y a empezar a rajar.
Conozco a la Filis desde hace más de tres lustros. Es una típica M.E.I. (marica de edad indeterminada) y ya lo era así hace quince años. Al principio no nos caíamos nada bien mutuamente. Yo por aquella época era bastante gilipollas y él tenía ramalazos de marica mala y retorcida. Nos juntábamos por amigos comunes pero nos evitábamos. Perdimos totalmente el contacto durante los 4 años que me duró mi primer marido y cuando nos reencontramos vimos que con el tiempo se nos había quitado mucha tontería de encima a ambos y descubrimos que lo pasábamos muy bien juntos saliendo de copas. Ni se nos ocurre llamarnos o comunicarnos durante todo el año, pero cuando nos encontramos es como si fuéramos íntimos. Así de frívolos e insustanciales somos ambos.

- ¿Y el pelo? ¿Ese pelo? ¿Es de verdad? - se puso a pegarme tirones de pelo hasta que la paré - ¡Te lo has puesto como la Nancy!

La Nancy es un amigo nuestro que, hace una década, aterrorizado por la pérdida capilar, se hizo unos implantes en la frente como los que hacía Junior, el viudo de la muertita. El problema es que con el tiempo la línea del flequillo va retrocediendo naturalmente, y ahora se tiene que hacer unas filigranas anasagastis del copón para que no se le vean las dos líneas de puntitos en los que de cada uno salen cuatro pelitos negros, como las cabezas de las muñecas.


- Pues no, tengo pocos pelos pero son míos, lo que pasa es que tienes envidia porque a ti casi no te quedan y te tienes que rapar para disimularlo, fea.
La Filis siempre ha querido hacerse algún retoquito en la cara, pero le tiene pánico a todo lo que suene a bisturí, y dice que el bótox es tóxico y te da migrañas. Le hablé de las infiltraciones de ácido hialurónico, que te las ponen en las comisuras de la boca y te quitan las líneas de Monchito.

La Filis me miró con desconfianza, dijo que prefería seguir con los maquillajes. Se suele poner algo así como un emplasto de arcilla color rotulador carioca marrón bastante mate, pero que cuando pasas por alguna zona de luz negra brillaba como las cremas esas que se ponen los esquiadores.

Fijándome un poco más le solté: Oye, qué mala pinta tienes, ¿no?

Y es que la Filis siempre sale de marcha bebida y follada de casa. Es muy práctico: no se tiene que gastar dinerales en copas y tira de agenda o se acerca a alguna zona de cruising a echar un polvo o unas pajillas antes de salir de bares. Así sale sin ansiedad, a divertirse.

- Es que se me ha acabado todo el alcohol en casa y me he tenido que hacer un cubata con Listerine.
- ¿Pero tú estás loca, Filis?
- Tiene un 6% de alcohol, era lo único, y no iba a tirar del Vim limpiahogar.
- Bueno, al menos conservarás el buen aliento.

Me dijo que estaba intentando cambiar de casa, y ante la desesperación de los precios le había entrado un ataque de nosequé y se había tirado toda la tarde enviando emails con insultos a todos los que anunciaban piso en alquiler en Idealista, llamándoles guarros por tener la casa tan sucia o ridículos por querer alquilar esas mierdas a esos precios imposibles. Lo próximo que se le ha ocurrido es ir a casa de sus amigos, sacar fotos y luego poner anuncios con ellas. Está loca.

Después de descojonarnos mutuamente de sus adicciones y mis taras, la Filis decidió que el local en el que estábamos era muy aburrido y que me llevaba a otro. Salimos como la reina madre, despidiéndonos con la manita y mariconeando de lo lindo.

Y de la senda de los dinosaurios pasamos a una especie de guardería. Uno de esos sitios superfashion lleno de niños jovencísimos (mucho) y requetemegapijos. Allí la Filis se puso a dar besitos por toda la sala mientras yo me quedaba tomándome una copa totalmente fuera de lugar. La Filis volvió al cabo de un rato:

- ¿Qué te pasa? Si aquí se parla castellá.
- Que no pego ni con cola.
- Ah, claro, es que tú no te metes nada.

Y me contó que en ese sitio intenta camelarse a los yogurines con sus historias imposibles, y se invitan mutuamente a drogas y copas. Tal cual. Y llamó a tres niñatos con los que "intentamos" mantener una agradable conversación.

- Mirad, es mi amigo la Mocha, que ha venido de Madrid expresamente para lo del Liceu.

Eso provocó un súbito interés en los niñatos, incomprensible para mí. Pero es que tras tres frases me enteré de que el día anterior había actuado Marta Sánchez en una gala en el Liceo en la que hubo todo un desfile de personalidades sociales y se pensaban que yo había venido a eso.

- ¿Conoces a la Lomana? ¿Conoces a la Lomana?

Perplejo, con cierta influencia del Cutty Sark, pero salvando la situación, solté una frase muy mariñas:

- ¿La rubia de la cara planchada? Todo el mundo está harto de que salga en todos lados y esté hasta en la sopa. En Madrid hay media docena con mucho más estilo, dinero y más discretas que ella.

Seguí el diálogo con tonterías y anécdotas que me inventaba sobre Nati Abascal o las hijas de la Preysler, hasta que uno de los que parecía menos imbécil me soltó:

- ¿Tú cuántos años tienes?

Lo miré de refilón con cara asesina y mentí muy serio para inmediatamente seguir con chascarrillos varios sobre maricas televisivos: "Nací en el setenta y siete". Es la gran prueba: 2009 - 1977 restar llevándose, pocos lo consiguen. El pijito de la pregunta arrugó el hocico y nos dejó. La Filis siguió inventándose historias entre absurdas y sobrenaturales mientras sobaba a los niños, hasta que les pidió por favor que si nos podían ir a pedir unos cubatas, que en ese bar no admitían American Express.


- Pero Filis, ¿no te parece triste lo de ir de típica marica vieja camelándote niños?
- Mocha, chica, los maricones hemos tenido que sufrir durante tantos siglos los estereotipos que de vez en cuando hay que aprovecharse de ellos.
- También tienes razón (y es que cuando la Filis se pone filósofa, por muy borracha o drogada que esté, sienta cátedra).

Cuando volvieron los niños siguió con el sobeteo y yo me di una vuelta para seguir sintiéndome un freak. Al ratín llegó uno de los niños y me echó mano al cinturón, preguntándome insistentemente por la marca de mis calzoncillos y pidiéndome que se los enseñara.

Solté una mirada furibunda a la Filis: estaba descuajeringada de la risa en una especie de sofá rococó. Me acerqué. Resulta que la muy perra le había soltado que yo tenía chófer particular (pobre tx) y que únicamente usaba unos calzoncillos de Hugo Boss serie limitada que sólo vendían a clientes especiales de manera personalizada. En ese momento de la risotada que soltó dio un cabezazo hacia atrás y le dio en toda la cara el fluorescente de luz negra, dándole un aspecto semimonstruoso.

- Tienes la cara azul, le dije.
-¡ El Listerine !, gritó acojonado.

Y le entró una paranoia, se fue corriendo y pegando gritos al baño y ya no lo volví a ver el resto de la noche, mientras el niñato seguía empeñado en verme los calzoncillos.



17 comentarios :

Eleuterio dijo...

Desopilante.

Antes me daba miedo salir y encontrame con alguien como la Filis.

En el Instituto del Colón- donde estudié regie de ópera- había un tenor igual a tu amigo. En la época que yo no quería contarle a nadie que me gustaban los caballeros, el tenor se fascinaba con taladrarme a preguntas sobre mi situación amorosa sexual y afectiva. Yo me ponía rojo, él se reía y comenzaba a sentar cátedra.

Un placer. Imagínate mis balbuceos del orden "No, me estoy guardando para el que me quiera bien", contra sus acotaciones tipo: "Tienes que dejarte empomar de una buena vez, en un garage o sobre la mesa de la cocina., donde sea, solo entonces sabrás lo que es el amor...".

MM de planetamurciano.com dijo...

Hacerse un cubata de Listerine está a la altura de hacerse un porro con orégano, ke lo han visto estos ojitos, oiga.

Peter Pan dijo...

ja,ja,ja buenisimo... me encantan esas noches en las que pasan cosas raras.... :)

Mocho dijo...

¿Raras? De lo más normales.

El porro de orégano debe tener un regusto a pizza barata que ni sé. Puaghs.

Eleuterio, el tenor... ¿tenía razón?

Squirrel dijo...

El mono blance del tipo de la barba del anuncio no tiene desperdicio.

Me pasa como a Eleuterio, les tenia panico a las Filis. Ahora me encantan.

Anónimo dijo...

Me parece lo peor que con los problemas que tenemos (el divorcio de la infanta y el cierre de Zero), tú te dediques a contar frivolidades.

María Cristina del Pino Segura

peritoni dijo...

jajajajaajaja, qué buena (y qué horror) la Filis.
¿Tengo el placer?

Eleuterio dijo...

Estimado Mocho:
no necesito contarle a Vs. si él tenía razón porque Vs. ya lo sabe...

Creo que tenemos un kilometraje similar, chico...;-)

Uno dijo...

A ver si lo adivino, ¿Es la Filis porque tuvo un novio que vendía máquinas de afeitar?
¿O porque fué pionera en el afeitado corporal?
¿O se llama Teófilo?

Sufur dijo...

Mira que eres mala y borracha y divertida, Mocho. Pero no te engañes: eso son conocidos y na más. Que tampoco está nada mal, oye

Mocho dijo...

No, la Filis viene porque siempre decía que de hacer tanto la calle no le llegaba el sueldo para los filis de los zapatos.

Uno dijo...

Soy tan bueno que tiendo a pensar que todo el mundo es mas joven que yo. Pensé en los filis de los zapatos que era lo mas obvio y me dije:- No seas antíguo, esta chiquilla ni de oídas conocerá los filis.Y ya ves.

Mocho dijo...

Filis es una palabra a reivindicar, totalmente.

Casta dijo...

EStoooo que son los filis de los zapatos? La suela?

Lo del cubata un poco lo peor, y no ha pensado en bajar al super para comprarse una botella de Dyck?

Soliloco dijo...

XDDDD que jarton de reir oiga... Fan de la Filis y de los cubatas de listerine

Mocho dijo...

Al super o al paki de la esquina, imagino.

Las filis son medias suelas. Googléalo.

Casanova dijo...

Nadie como tù para contar estas historias de rumbas nocturnas,Brendan un artistazo,y a Ed te lo robo.Siempre me descojono cuando te leo

Publicar un comentario

Comente, comente

Blog Widget by LinkWithin