El Grimmel se remoza.


Gran sorpresa al pasear esta noche por Chuecaland.

El selecto, prestigioso y chic local
Rimmel, más conocido como "El Grimmel", paraíso de parroquianos, uno de los pocos bares que a principios de los noventa podía presumir de estar lleno a diario (hoy ya no tiene mérito y además, no lo está), con la mayor pantalla de todo Fumanchueca donde se proyectan los ultimísimos éxitos de cine de autor para adultos con los más modernos avances en tecnología punta de miniequipos diminutos de proyección de vídeos... remodela su fachada. Adiós al cartel cutreluminoso cuadradito color azul turquesa y bienvenidas las letras gigantescas. Ahora, hasta parece un local, que diría Perla.

Algunos recordarán la anterior remodelación, cuando se eliminó su histórico cuarto oscuro, donde una de las mayores marifamosas del ambiente perdió su cartera con su valiosísima agenda y donde a mí me ocurrió una de las anécdotas más divertidas de mi época zorra:

Sonido de flashback (arpa, preferiblemente)

Era yo un inocente muchachito ingenuo y sin malicia que.... WRONG, TRY AGAIN, que así no empieza.

Hace muuuuchos años, estaba yo en una de esas primeras quedadas masivas internéticas de gente que no se conoce y que suelen resultar bastante chapuceras, porque nunca hay la misma química tras el teclado que en persona, y no sé cómo coño acabamos en el Grimmel. Probablemente porque era el único bar, junto al Lucas, que tenía algo de ambiente ese día.

Y noté que uno de los quedandos ponía interés en mí. La verdad, el chico no es que fuera horroroso pero aquella noche no tenía ganas yo de bailar el limbo, con lo cual no había necesidad de bajar el listón y, qué coño, era entre semana. El chico, jovencín, no paraba de presumir de lo mucho que follaba, lo bien que hablaba inglés, lo inteligentísimo que era y la pasta que tenía. Un tdk (tonto-del-kulo) en toda regla. Además, su pelopincho y, sobre todo, esa camisa amarilla de marca que llevaba, acabaron por irritarme (a ver, las desquiciadas del fengshui, que me expliquen lo del amarillo). El caso es que se me pegaba, que el resto de la gente se iba yendo y ahí estaba yo sintiéndome bebida y acosada cual Jodie Foster.


Vale. Perdón. Reaccioné. Mis palabras fueron:

- Voy a darme una vuelta por la sección de adultos a ver qué se cuece.

Y de golpe me planté en dos zancadas en el minicuarto oscuro del local, que debía tener el tamaño de un ascensor para camillas de un hospital, si no menos y oscuro cual boca de mari después de haber pasado una noche con Huessein. Raudo y veloz, me escondí en una esquinita al lado de la puerta.

Mis sospechas no fueron erróneas. A los 20 segundos la poca luz que dejaba pasar la puerta me permitió ver cómo aparecía una gran camisa amarilla andando temblorosa. La gran camisa amarilla avanzó hasta el fondo del cuartucho y ... BAMMMM, se pegó un hostión contra la pared. Impasible, cambió de dirección y ... BAMMMM, hostión contra la otra pared. Ya sólo quedaba una pared, y yo en ella, y la camisa amarilla llegó hasta mí. Alargué la mano para frenar el avance y dije con voz de fastidio:

- Bah, aquí no hay nadie. Vámonos.

Ni que decir tiene que me libré del plasta tdk en cuestión. (NOOOOO, PUTAAAAAS, NO ES ÉSE EN EL QUE PENSÁAAAAIS).

Fin del flashback.

Y desde entonces le tengo mucha simpatía al Grimmel. Y, como dice mi amiga Betty Sra. de Mármol: "A mí me parece elegante".

Moraleja: Evita las camisas color amarillo cuando entres en un cuarto oscuro.

Nota: La segunda foto está sacada de una tienda unos metros más allá del Grimmel. Nos ha encantado por aquello de ... "Termine, amiga" y queremos comprar el cartel para colocarlo en el cuarto de baño.

10 comentarios :

Peibols dijo...

Bares que lugares.

Las pocas veces que bajo a los madriles siempre le pido a mi amigo Bubu que me lleve al Rimmel, porque yo soy muy de contrastes.
En una pantalla lo último de las Girls Aloud y en la otra porno con actores que no aparentan más de 13 años con rabos tan grandes como jamás los vi.

Por no hablar de las pipas.
Un pasote.

Anónimo dijo...

Cielo santo.

Con lo viejo pellejo que me siento últimamente, es un alivio saber que aún están abiertos sitios como el Rimmel y el Lucas, lugares que conocí en lo que habría sido mi juventud alocada y llena de excesos si yo hubiera sido alguna vez joven, o alocado, o hubiera cometido otros excesos aparte de echarle ketchup a la tortilla de patatas.

Y yo que pensaba que los bares de Chueca duraban menos que las series de producción propia de La 2... excepción hecha, claro está, del eterno Black&White (fundado según se dice por el hombre de Atapuerca), y del Nike, el único luegar donde podías jugar al mús con los viejos del barrio y con una drag queen al mismo tiempo. Aunque al Nike lo hayan remodelado hasta hacerlo irreconocible.

Anónimo dijo...

Me suena eso del fantasma amarillo estrellándose contra las paredes. ¿No salimos tú y yo como colegialas cogidos de la mano de ese oscuro antro? ¿o fue durante otro safari en aquellos tiempos de descubrimientos?
¿Contarás algún día lo del Bus Stop?...creo que no...Besos

yunzapito dijo...

Me parece que el Rimmel fue al primer sitio al que fui, que tiempos aquellos, cuando todavia no tenía canas en el pecho (en la cabeza creo que las he tenido siempre).

Mocho dijo...

No, medio Pikitoni, te equivocas. Lo de salir como colegialas fue en Violencia, no en Madrid, y lo sabes.

Y esto no es un "querido diario de recuerdos", sorry. Para eso nos juntamos una semana tú y yo, nos escribimos "Memorias del Ambiente o cómo caer por la cuesta abajo" y nos sacamos unos euros presentándolo a los premios Odisea.

He puesto este incidente porque me hace gracia, pero no es mi intención contar mi vida, tengo ego pero no tanto.

Próximamente... ¿un post sobre LA GUERRA? Tendría que volver para actualizarme y documentarme.

Gwatha. El Lucas cayó en picado cuando metieron al camarero aquel venezolano que lo convirtió en el reino de la salsa y la latinada horribilis. Les fue bien, amplió al local de al lado duplicando su espacio, perdió todo su encanto , la música siguió horrible, la ventilación peor y además se llenó de heteros (?). Dejé de ir. Cerró, se convirtió en un restaurante mejicano. El mejicano cerró también. Y hace poco (o mucho, no sé) volvió a abrir con el espacio inicial -mini mini mini- y de ambiente totalmente bollo, como en sus primerísimos inicios.

Yunzapito, consejo para las canas, haz lo de la canción de Mecano: Y María se moja las canaaaaas en el café.

Gunillo dijo...

Ay, ay, qué poco amigo soy yo de los Cuartos Oscuros. Me dan miedo!
Quién es ese famoso que perdió su agenda?!Ein?! Es que cuentas las cosas a medias, hijo!

El Nike lo dejaron super nuevo, se ve que al galeguiño y a la argentina les va muuuy bien. Menuda pasta que se deben de sacar cada finde.

Gunillo dijo...

OFF TOPIC:
Te he querido agregar a mi lista de favoritos y ocurrió el desastre.
Se me ha desconfigurado toíto el blog y encima no apareces en la lista.
Anda que....

Anónimo dijo...

eres genial! me parto de risa con la forma de narrar, sobre todo con lo de "abrevia" es fantástico!

Mocho dijo...

Gracias, jenci, eres un sol.

Gunillooooooooo, ya vi tu blog totalmente descompuesto, ¿qué te pasóooo?

Ay, ese famosillo del ambiente... Naaada, era alguien que presumía de tener la agenda mejor nutrida del ambiente madrileño, hasta que le desapareció en el Grimmel, juis juis juis.

bernardopajares dijo...

Da nombreeeees, o al menos iniciales, amiga...

Publicar un comentario

Comente, comente

Blog Widget by LinkWithin