Ariadne auf Naxos en Madrid


Llego hoy un poco pichís pichás de mi inauguración de temporada en el Real. He cambiado mi turno por motivo de un viaje y tampoco es que hoy me haya fijado mucho, pero en mi turno hay mucho más cancaneo por los pasillos. Quizás en éste de hoy había más "tíos-con-sobrino" y más señoras empingorotadas. Eso sí, algún cruce de miraditas interesante sí que ha habido, pero tampoco he hecho mucho caso. Además, tx me esperaba a la salida para traerme a casa. Qué mantenida-aprovechada me siento algunas veces.

Y si salgo pichís pichás la verdad es que es por culpa mía, porque Ariadne auf Naxos de Strauss nunca ha estado entre las óperas que me gusten. Y eso que hace un par de años me encantó la producción que vi en el Liceo.

Pero hoy me he aburrido. Bueno, el prólogo me ha gustado, pero en la segunda parte he tenido que hacer esfuerzos para no dormirme. La culpa es mía porque a la ópera se debe ir dormidito y descansadito, que si no me entra la modorrera.

El nivel artístico ha estado notable: Bien Anne Schwanewilms como Ariadne, aunque algo falta de carnosidad en el timbre. Muy bien Diana Damrau como Zerbinetta (mejor que la Grube), ¿por qué le ponen esos vestidos tan horrorosos a este personaje? No he visto producción en la que se le salve el modelito. Y estupenda, muy pero que muy bien Joyce diDonato como el compositor. La mejor. La parte masculina, entre lo correcto y lo apurado (Richard Margison no podía con el papel de Baco). Bien la orquesta (¿un poco lenta?).

La producción es inglesa, así que uno de entrada se espera algo feo y cutre. Y, oh, sorpresa, empieza con un decorado "principios de siglo XX" dividido en dos pisos comunicados por un ascensor. Muy original y bastante estético. (La maquinaria se estropeó nada más empezar la función y la interrumpieron casi un cuarto de hora).

Pero en la segunda parte lo jodieron todo. Se desarrolló en una especia de salón con las paredes decoradas por pinturas muy a la moda de lo que hacen con las óperas barrocas. El tamaño del escenario también se redujo, la luz pasó a ser lúgubre y los figurines pasaron de la originalidad del prólogo a unas cosas terriblemente convencionales y/u horrorosas. Vamos a ver, ¿para qué coño tienen que cambiar los figurines si se supone que han pasado sólo tres minutos desde el prólogo? la que salió peor parada fue la Damrau, qué vestido tan espantoso.

¿Y por qué leches casi me duermo? Porque para que esta ópera me funcione, tiene que tener un nivel más que alto para que me llame la atención, si no, acabo roncando. Y casi. La culpa no la tiene Strauss, la tengo yo.

Ah, lo de Curry Valenzuela de más abajo venía por un comentario suyo de hace unos días respecto a la polémica del Idomeneo de Berlín. La tía suelta: Debe de ser una ópera menor de Mozart, porque a mí no me suena de nada. Y se queda tan pancha la muy lerda.

1 comentario :

Víctor dijo...

Es que ya se sabe que Curry lo sabe todo...y si no se lo inventa!

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