Supervivientes en Barcelona




Llevo ya años diciéndolo: desde que Barcelona se convirtió en la meca del turismo de chancleta, trolley y airbnb, se ha puesto imposible.
Pero también intento por lo menos acercarme una vez al año para ver a mis amigos y, de paso, pasarme por mi querido Liceu.
Que esa es otra, hay que joderse con el subidón de precios que le pegaron a la ópera allá.
Uno las pasa putas para conseguir una butaca en la que no te dejes una pasta y puedas ver medianamente bien aunque sea en el quinto piso y luego te encuentras que como no venden las entradas (lógico y normal) el último día hay superdescuentos de hasta el 80%. 
¡Nos han jeringao con la pelotinitis!

El caso es que aprovechando que el Clamores pasa por Segovia y que Santa Eulalia es un mito, allá que me fui a pasar el finde con mi querida amiga Ketty Valde. Al Tx lo dejé en Madrid limpiando la casa.

instal.lació de art contemporani en el aeroport de Bcn

Y tuvo que haber alguna confabulación cósmica, porque menuda mierda de tiempo nos hizo. Viernes y sábado con una lluvia de esas que ni sí ni no pero si estás un ratillo en la calle te acabas calando. Sin parar. Una asca.

Y eso te hace estar cabreado, y cansado, y te hace comer, comer y comer porque ¿qué vas a hacer, estar tirado en la calle? Pues no, un café aquí, una comida allá, una copilla acullá... Como cerdas, vamos.


La primera noche la Ketty tenía compromisos familiares y me tocó cenar solo, que es una de las cosas que más deprime estando fuera. Aaaaaah, ¿por qué no llamasteeeee? Pues mira, porque no, porque también a uno le gusta deambular, pendonear y farandulear sin rumbo fijo.

Intenté localizar a mi amiga La Filis (1, 2 y 3 en este blog), pero andaba totalmente deprimido con el cierre del bar New Chaps, estaba de luto riguroso y no estaba dispuesto a que se le enfoscara el pelo con la humedad. Que no salía, vamos.

Me recomendó El Club De La Hamburguesa y mira, allá que me pasé, que me apetecía, hacía tiempo que no iba de burguerismos.
La cena básica se sube a unos 15€ pero la calidad aceptable y te pones como una cerda.


Además, si tienes prisa, en media hora estás apañao.
Porque luego nos íbamos de bares con la Ketty.

Yaaaa se sabe que en Barcelona la gente los viernes por la noche no sale mucho.
¿Pero qué pasa si además llovizna constantemente?

Que no se mueven de su casa.

Todo Su Per Va Cí O



Nos dimos una vuelta por el Panceta Bar (porque íbamos disfrazados de osas oficiales) y la cosa fue megadeprimente.
Pero mira, como miembros de la ONG Maricas Sin Fronteras terminamos entablando conversación con una pareja de italianos con los que ya estuvimos de copas el resto de la noche y que son, por supuesto, nuestros nuevos mejores íntimos amigos. Porque como todo el mundo sabe, somos majísimos.
El resto del local estaba más pendientes de las app de móvil que de establecer conversación. Qué modernas (y raras) son.


https://www.google.com/search?q=conferencia+episcopal&oq=conferencia+epis&aqs=chrome.0.0l2j69i57j0l3.8401j0j9&sourceid=chrome&ie=UTF-8
 
Terminamos la noche con los italianos en el Night Barcelona, más que nada porque pillaba al lado, y bueno, algo más animado pero como casi todos los sitios con cuarto oscuro, que pulula una gente de esa que te cambias de acera si te los cruzas en la calle (y no digo a variar tu despistada condición sexual, sino a cruzarte físicamente al otro lado de la calle). Qué público más chungo. Nada, copita rápida y al hostal cutre de mierda (que ya me niego a Airbnbs en Barcelona).

El sábado fue el día pijo.

Pero pijo... repijo.

  
Desayuno en L'Atelier, que es como una pastelería de diseny que tiene escuela y también una minicafetería con cuatro mesas (cuatro) que parece una Apple Store, pero en vez de iPads tienen pastelitos.

 
Muy cuqui que dicen las cursis, no barato pero tampoco un atraco y perfecto para volver con ánimo a salir a la calle y que te siga lloviendo.


Paseo por Concell de Cent con parada en TODAS las tiendas de ropa marica, donde los dependientes nos miraban con cara de "¿dónde van estas viejas gordas?" pero como no había nadie más nos atendían con ganas de endosarnos jockstraps, arneses y calcetines de futbolista.


¿En serio? ¿Ponernos en plan fetish ahora a nuestras edades?
Sí, claro, como que me voy a gastar yo 50 euros en unos calzoncillos. Llego el domingo con ellos a Madrid y el Tx me mata.
Eso sí, lo de los arneses elásticos como de neopreno mola, da un rollo chaleco de EPI de trabajo muy redcollar. Pero joder con el impuesto revolucionario gay, coño, qué precios. 



Parada también en el Uniqlo de Gran Vía con Paseo de Gracia.
Yo es que lo de esa tienda no lo entiendo.
Todo son básicos, no le veo ninguna gracia.
Lo único, las camisetas, ¿pero el resto?
Es como un Ikea pero de ropa. Una sosada.


Y ya para pijerío sumo el restaurante donde fui a comer.
Que fui porque me invitaron.
Que si no ni de coña.
Muy de Masterchef, mini raciones a precios de que se te salgan los ojos de las órbitas y con el chef y los camareros que te van narrando los platos.
Me miraban mal cuando sacaba fotos de los platos pero es que, joder, uno es un turista low cost y no todos los días va a comer a sitios finos.

Venga, que es muy de blog:
 Gazpacho de remolacha con flores.
 Calabaza con queso y butifarra
 Crema de coliflor con huevo (exquisita)
 Tatin de puerro y pecorino.

 Y postre de chocolate escandalosamente rico.


Lo más gracioso y pijo vino con el vino. Nos dejamos recomendar y nos traen un blanco Tallarol, sin cubitera. El sumiller nos explica que venía ya frío de la cámara y que lo dejemos reposar para que coja un par de grados más que es cuando realmente se aprecia bien este vino.

Y se calentó, claro. 
Y un vino blanco calentorro ni de coña.
Pedimos la cubitera a otra de las chicas y cada vez que pasaba el sumi por allí nos miraba con cara de odio.
Mientras, nosotros discutíamos si había subido grado y medio o por el contrario había bajado tres.

El precio, desorbitado, pero mira, iba invitado y merece la pena estar con un buen amigo al que veo en persona una vez al año, mejor un ambiente tranquilo para ponernos al día en todo todito todo, sí, incluido el Prusés.

Sobremesa.
Llamada de la Ketty, que tiene plan.
Pues mira, genial, siesta, porque a las ocho...




Ópera en el Liceo (Liceu, para las autóctonas).
Les pêcheurs de perles, de Bizet (el de Carmen, ¿te suena?).
O sea, Los pescadores de perlas.

Pêcheurs es una ópera... bonita.
Y lo peor que se puede decir de cualquier expresión artística (ya sea ópera, cuadro, escultura o lo que sea) es que es... bonita.
Pero es que es bonita.
No es ninguna obra maestra, pero es muy agradable, muy "amable" y muy melódica.
Y tiene un argumento bastante cursi e inane. Sí, pasan dos cosas, pero vamos, que si no pasa nada te quedas igual (te quedas con lo "bonito").
Va de dos pescadores en Ceilán amigos pero rivales por el amor de la misma chica, que para que haya conflicto se hace sacerdotisa y jura voto de castidad. Pero el amor puede más y ella y uno de los chicos son pillados infraganti por el otro, quien se siente supertraicionado, o sea. Y desemboca en un final que no revelaré aquí para no hacer spoilers.


¿Y qué es lo que la directora de escena ha hecho para ambientar la historia?
Pues no tocarla, pero ubicarla dentro de un Reality Show televisivo ubicado en una isla en el que los personajes tienen que superar pruebas, pasar "al confesionario", tener sus conflictos personales... y todo ello con el público decidiendo quién tiene que salvarse o morir y exponiendo sus opiniones en entrevistas en un mercado.
O sea, como Supervivientes.
Si hasta había un Jorge Javier.
Sólo nos faltaron la Pantoja y Chelo García Cortés saltando desde el helicóptero.
Mira, muy divertido.


Y además no cambiaron el argumento, sólo jugaron con él.
Pero claro, a los señorones y señoronas no les hizo nada de gracia.
Y lo protestaron con pateos.
O sea, más divertido aún. 
Para que luego digan que la ópera es un espectáculo destinado sólo a las élites.

Aunque no te guste la música, cualquiera podría haber disfrutado de esta producción.
Yo estoy esperando a ver si la puedo tener en vídeo.
Además, es una ópera "bonita".



Lo mismo en el público estaban enfadados porque el Barça no ganó la final de la copa del Rey (por lo del prusés, seguro). La fuente de Canaletas estaba llena de gente haciéndose fotos. Son malas.



Después de la ópera, cena de batalla en La Flauta, que es básicamente lo mismo que en el restaurante pijo del mediodía pero a precios populares y con mucho más ruido. Es un sitio en pleno gayxample que está siempre lleno y con cola para entrar, pero como llegamos pasadas las once de la noche nos dieron mesa en un pispás.

Todo muy bien, todo muy bien... hasta que tuvimos la ocurrencia de pedir una superflauta de butifarra.



O sea, no.
Nos pusimos cerdas.
Y me estuvo repitiendo lo que quedó de noche, el día siguiente y la madre que lo parió.
Si es que no tenemos control, joder.



Nueva parada en el Panceta y ya entre el butifarrismo, el mal tiempo, el bicherío que había en el local y yonosequé, me empecé a encontrar un poco "revuelto" y mira, despedimos a nuestros nuevos íntimos amigos italianos con la promesa de que la próxima vez nos veíamos en Madrid o en Italia y hala, a intentar dormir.


Y mira que nos propusieron ir a la disco Dick's (¿la Bearbie de allí?) y a la Metro, pero no tenía yo el pussy para little lanterns.



Y básicamente eso fue lo que hice por Bcn, porque al día siguiente había que llegar a Madrid para ejercer nuestro derecho constitucional al bótox.


Pero no podíamos terminar nuestro finde gordopijo sin tomar un brunch.
Y caímos en una trampa para turistas.
Flax & Kale, en la calle Tallers.
Me habían dicho que estaba bien.
Pues el brunch, caro y muy, muy reguleras.
Aunque claro, quién se va a fiar de un local que se anuncia como "Cocina Flexiteriana".



Ya ver que las bebidas son estos zumos detox a 6 euros el medio litro... chungo.
Que el agua sea de comprar una garrafa en el paki de enfrente y rellenar botellas de la casa... mal.
Y digamos que el plato combinado de huevos era vulgarcito... pero que te pongan una alcachofa dura, reseca y de la que sólo se puede aprovechar un mordisquín, un bluff.



Cuando nos preguntaron que qué tal respondimos la verdad: que la alcachofa estaba no apta para el consumo. El camarero, todo atención, nos propuso cambiárnosla por un muffin, pero en vez de muffin llegó con la orden tajante de la jefa: que de madalena nada, que todo lo más nos invitaban a otro café. El chico muy majo, pero si no le dejan, no le dejan.
Para no volver.

Corriendo al aeroport y llegada al colegio electoral.
Después de lo que ha pasado ya me están llegando los primeros memes...
¡Uf!





1 comentario :

Eleuterio o los deseos ayunos dijo...

No reconozco ninguno de los sitios de hombres nocturnos que mencionas en la crónica... deben haber abierto luego del agosto pasado :-)
Como no tenemos mucha referencia pasada a nosotros no nos ha parecido tan terrible lo de los turistas...salvo en el Mercado sobre la Rambla, estuvo imposible.

El regisseur joven y guapo que hemos tenido alguna vez ha hecho una producción de "Pescadores..." en el norte germano. (Dato tonto que demuestra que no tengo nada que decir de la ópera porque no la conozco).

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