Por ver a la Pilarica... un finde en Zaragoza

 
Aprovechando la nueva coyuntura laboral de nuestra querida Herlinda Fartons i Chatmort este finde pasado nos hemos acercado a visitar Zaragoza, ciudad que para mí había sido siempre de paso entre Madrid y Barcelona, de la de tomar un tentempié antes de proseguir el viaje y, todo lo más, ver el Pilar.

Pues no, amiga. Que después de visto lo visto, Zaragoza es ciudad - ciudad, hicimos mucho turismo y tenemos que volver, que aún no está todo explorado.

Pero sí que me da para una entrada turística del blog, del tipo "Zaragoza en un fin de semana".

Desde el polígono hasta chez Fartons, 308 km, menos de tres horas en coche, eso Tx y yo lo tenemos chupao, incluso considerando el atasquillo de salida de Madrid que casi dura hasta Guadalajara, joder.
Salimos recién comidos, pero como Gilberta Fartons nos pidió que no llegáramos antes de que terminara de hornear sus galletas de baturros aplastados por un camión, hicimos una parada técnica para un pis y un café en Calatayud.



Calatayud.
Vamos a ver, a los señores que ponen las señales en los pueblos: uno sigue el cartel de centro urbano, centro urbano, centro urbano, oficina de turismo... y de repente llegas a una plaza de la que salen doscientas calles (y que NO es el centro urbano) y allí deja de haber señales. ¡AAARRRGHHHH! Subimos por una que decía "todas direcciones" y, en efecto, tres minutos más tarde estábamos EN EL PUTO CAMPO con el pueblo detrás. Hala, a tirar del GPS de nuevo, que nos mandaba por calles peatonales prohibidas, menos mal que conseguimos aparcar en un solar.



Porque si algo caracteriza a Calatayud son LOS SOLARES. ¿Qué ha pasado? El centro urbano está lleno de casas derribadas, pero lleno lleno. ¿Es que aquí la burbuja inmobiliaria estalló demasiado pronto?


Básicamente podemos decir que hay unos cuantos iglesiones mudéjares de esos "de-que-te-cagas", una plaza central muy apañá con las fachadas de sus edificios pintadas muy coloristas y luego los solares. Por las horas a las que llegamos no había mucha iglesia abierta, pero conseguimos entrar en una en la que un niño estaba ensayando con el órgano. Fue como cuando entras al chino de la esquina que suena un "pipupí" al abrir la puerta, pero en rollo mudéjar.



Vimos el mesón de la Dolores (sin preguntar por ella), unas cuantas portadas de iglesia, la plaza del Mercado y nos tomamos un café en una pastelería muy maleni. Nada


Nos gustó Calatauyd. Tenemos que volver con una visita un poco más planificada. Me acordé de un amigo que tuve que era de los que defendía el origen árabe de la ciudad y prefería el gentilicio "calatayudíes" en vez de "bilbilitanos". Cosas veredes.





Hecha la visita express, rumbo a la capital del mundo maño. Baturrico Tour 2016: ¡Zaragoza!

¿Y qué haces nada más llegar a Zaragoza? (aparte de abrirte los grínderes para que los locales te inunden a mensajes al ser carne fresca)... pues dejar los baúles, sombrereras y bolsas con los abrigos en casa de Germana Fartons y después... orientarte y planificarte.

Para hacerte una idea de cómo moverte por Zaragoza, tienes que tener unos puntos de referencia:




1. La zona comercial articulada por el Paseo de la Independencia desde la Plaza Paraíso hasta la Plaza de España, donde están todos los cortingleses, inditex y similares, y que será tu entrada al centro histórico a través de...
2. El Tubo. La zona de tapeo por excelencia, zona de entrada para ir a...
3. El casco antiguo y la Plaza del Pilar. El Pilar LO ES TODO, pero justo al lado está...
4. El Gancho, o barrio chungo, hacia el Oeste, que tienes que atravesar si vas andando hacia...
5. La Aljafería (palacio que hay que visitar y parlamento de Aragón)...
6. La Expo, que está a tomar polculo...
y 7. ¡El ambiente! Por supuesto.

¿Valeeeeeeee?


Y entre que llegas, saludas, te acomodas y haces la primera toma de contacto, se te hace la hora de ir a cenar, así que venga, directos a El Tubo.

El tubo es una serie de calles pequeñas situadas detrás de la calle Coso donde se concentran los bares de tapeo. Tras una época de decadencia en la que desaparecieron casi todos, en los últimos años se ha revitalizado mucho la zona, han abierto montones de bares modernuquis y se puede decir que hay un bar en cada puerta. Está bien.



Cenar de tapeo sale caro, es lo que tiene. Entre el pincho de diseño, la cerveza y el esta ronda la pago yo a poquitos a poquitos se te va una pasta y todos los planes de cuidar la silueta que puedas tener. Pero hay que reconocer que están muy buenos y no te gastas el dineral de San Sebastián por ej,

Como bar de los de toda la vida (y probablemente el único que ha sobrevivido de los antiguos en El Tubo), el Bar Texas, donde lo típico son las bravas y las madejas (similar a los zarajos conquenses).


El resto de los bares a los que nos llevaron Sarmienta Fartons y ¡una amiga del gym yonodigodym de mi clase de Zumba! estuvieron bien, también, pero no puedo recordar los nombres, fueron muchos y muy de seguido. Pero vamos, que si te controlas, de El Tubo sales bien cenado y por menos de lo que te gastas en cualquier restau.


Fuera de esas calles, más tirando hacia El Pilar, está el bar Los Victorinos, más elegantito, con una amplia selección de vinos, unos pinchos QUETEMUERES de ricos y una decoración taurina no apta para militantes del PACMA. Muy recomendable.


Acabamos la noche en una terraza de por allí sentados en un taju porque ya hijo yo no podía ni con mi alma: viernes, trabajo, viaje, visita calatayudí, tapeo, bebercio... y hasta las narices de cerveza, me acabé pidiendo un Aperol Spritz.



Sábado por la mañana.
Toca turismo cultural salvaje.
Para una primera aproximación a la ciudad, lo mejor es acercarse a la Oficina de Turismo que está ¡cómo no! en la Plaza del Pilar. No excuses, tienes tranvía (sin catenaria, muy moderno) que te acerca y te deja al ladico.

Y, dependiendo del día que te pille, puedes elegir a un módico precio uno de las visitas guiadas, que siempre es mejor que te cuenten las cosas a irlas leyendo, ¿no? Tienes muchas opciones en la web (clic). Nosotros optamos por uno de los paseos guiados: el recorrido mudéjar. Están también el renacentista, el romano y el goyesco, pero ese día tocaba el mudéjar así que hala, a empaparse de ladrillo. También tienen tours para niños y hasta un "chocotour" para zampar chocolate. Tú misma.


El paseo incluyó la Seo, la iglesia de San Pablo (con subida al campanario para hacer piernas) y atravesando "lo chungo" terminó en el Palacio de la Aljafería con un panel explicativo de la genealogía de los Reyes de Aragón (aquí los yunspelsís se ponen un poco nerviosos, todo hay que decirlo). Todo muy visitable, y si además te lo van explicando, mejor que mejor.





El caso es que el paseo duró CASI TRES HORAS con lo que acabamos bastante cansadetes y con un hambre que te mueres. Pero te paras a pensar y... la alternativa hubiera sido estar tirado en el centro visitando aleatoriamente los puntos turísticos por nuestra cuenta y con parada de tapa y caña entre cada una. O sea, no. ¡Fuera gordicies!

A pesar del cansancio, fue obligatoria la visita al Patio De La Infanta, que está dentro del edificio de Ibercaja. Fue el patio de una casa que se quemó y fue vendido a principios de siglo XX a un anticuario parisino que lo usó de escaparate para su tienda. Cuando murió, el banco lo compró y lo volvieron a traer a Zaragoza. Es una auténtica joyita renacentista. No perdérselo.


Y tras una comida exquisitamente cocinada por Brunhilde Fartons i Gargantuel (y la consiguiente siesta reparadora)... ¡Zaragoza la nuit!

Tema shopping:
Aunque, como en todos los lugares del planeta, las franquicias están totalmente implantadas y te encuentras la calle Inditex exactamente igual que la de cualquier ciudad española, Zaragoza conserva tiendas tiendas, de las de verdad, únicas y diferenciadas. No está de más darse un paseo por las calles comerciales.

Aparte, en Independencia hay un centro comercial que nos fascinó: El Caracol. Sumamente horripilante. Nos encanta.


Llegando a Coso hay una especie de cosa rara llamada Puerta Cinegia que es un centro de negocios, espacio gastronómico y centro comercial en el que puedes cenar sushi o comprarte un colchón bajo la atenta mirada de una estatua gigante de porespán de César Augusto.


De entre las tiendas tiendas y otros establecimientos, nos gustaron mucho esas tiendas de souvenirs que te venden a la Nancy baturra, cestillas de frutas de Aragón, imanes de nevera con toros y gitanas bailando y adoquines (caramelos que nunca se acaban).



También "El Pequeño Catalán", especialidad en tejidos, donde puedes comprarte tu outfit de maño, tu capirote para hacer semanasantismo, tu disfraz de carnaval y todas las banderas del mundo mundial, desde la de la del Reino de Aragón a la del Orgullo Gay. Fabulosa.


Otra: La Flor de Almíbar. Gordicies total.

 
Luego tienes tiendas con nombres más malenis, como el centro de estética y cosméticos de Paquita Ors o la tienda de telas La Parisién, que sólo por el nombre nos deja ya maravillados.




Cena en Las Armas, a la entrada del barrio chungo, un espacio multicultural con exposiciones, conciertos, coctelería y restaurante. Bastante chulo y apañado de precio para una cena (más te gastas en un Hollywood y comes basura). Sí, el postre tenía una bola de "helado de nubes" del Mercadona (qué observador es mi tx).


Tras la cena, primera copa en el Café Marianela, local modernuqui lgtbfirendly, con tartas, copas, cafés, tés, cócteles... y gayses, muchos gayses. Nuestro primer contacto con el ambiente real. Recomendable para primera hora.


Con el ambiente seguiríamos después, porque como buenos turistas que somos, disfrutamos de una noche de cabaret en El Plata.


Como dicen en su web, "El Plata es Cabaret Ibérico: pasión carnal, lentejuelas, melodrama, tangos y strip-tease, exhibicionismo, copla, music hall, fantasía y mucho humor. Un cabaret de aquí con vocación internacional como el aceite de oliva o el jamón de Jabugo. El Plata es hijo del cuplé y del marabú, del surrealismo y del destape: el encuentro de Freud y Liza Minelli en el Tubo de Zaragoza." 

Bueno, en fin, sí y no.
La verdad es que yo me esperaba algo más clásico: la señora que está haciendo punto en una esquina y cuando le toca, sale al escenario, canta mal, dice cuatro procacidades al público y se acaba sacando una teta. Un poco a lo Loles León en sus comienzos o las vedettes del Molino. No.


El cabaret del Plata es un show compuesto por muchos números muy cortos con mucho desnudo, canciones, playbacks, algo de humor, acrobacias y un toque canalla en el límite de lo ordinario pero sin ser grosero.

Es una evolución del music-hall, una mezcla de todo. Un Lido parisién baturrizado. El espectáculo de los sábados a la 1 de la mañana dura algo más de hora y media con dos mini descansos. Nos dejó un poco con ganas de más, pero también hay que reconocer que los tiempos de las serñoras peinándose los pelos del chocho quedaron atrás hace varias décadas. Ahora si quieren subsistir tienen que cambiar el negocio.

De hecho, el público no es de militares y viejos verdes. La mayoría eran grupos de jóvenes o despedidas de soltero/a. Eso sí, que nada más empezar te aparezca una tía completamente desnuda al lado hace que a muchos se les cayera la baba.


Los números de striptease están bien, aunque fueron un poco repetitivos. Lo que más me gustó fueron las canciones cantadas en directo, y ya me partía de risa cuando sin venir a cuento se marcaban una jota.

Está bien, se puede ir, es una atracción turística. Aquí los urinarios:


Y después del Plata... Tocaba lo que tocaba: VISITAR EL AMBIENTE ZARAGOZANOOOOOOO.


El ambiente nocturno gay de Zaragoza se concentra en los locales de la Calle Fita, a 15 minutos andando del centro histórico y muy cerca de la Plaza Paraíso. Vamos, que se llega bien.

Los nombres de los locales parece que se han quedado anclados en los años 70: Imán, Oasis, Versus, Urano... Vale, sí, el Versus ya está cerrado, pero era un ejemplo. Sólo falta el pub "Sombra's".



Y, bueno, sólo hicimos una visita rapidísima por tres de ellos.

Men. El típico local de ambiente de toda la vida donde tienes todas las posibilidades de ocio: barra de bar, pista de baile, escenario para shows y cuarto oscuro. Vamos, un parque temático. No sé si fuimos demasiado tarde, pero el tipo de público no nos hizo mucha gracia, como muy de parroquianos de toda la vida que se conocen.

Urano. Modernito, gente guapa, tirando a joven pero no desentonábamos. Una barra central cuadrada y el público alrededor. Bien, nos gustó. Y el camarero de barbita que iba sin camiseta nos gustó mucho más.

Iman. Especie de cueva bochinche cajón desastre mezcla de todo. Ambiente muy mixto, muchas chicas, una drag al final de la barra, un gogó negro bailando en tanga, gente de todas las edades y estilos. Puede estar gracioso, pero pasamos en un suspiro, estábamos cansadísimos.

Pero vamos, que tenemos pendiente volver y hacernos a conciencia el recorrido mariconístico maño.


Porque el domingo, antes de replegar velas...

EL PILAR


La visita a la basílica del Pilar es obligatoria, y además gratuita. Es un iglesión gigantesco que a mí, francamente, no me gustó. Oh, sí, tiene unos frescos de Goya en una cúpula allá a lo alto. Vale.

Lo que es impresionante es la capilla barroca en la que está la Virgen, que es como una mini iglesia metida dentro de la basílica. Por mí que quiten los goyas y los pongan en un museo, derriben la basílica y dejen sólo la capilla, que es lo que mola.


¿Qué nos quedaba por ver el domingo por la mañana? Pues la Zaragoza romana, la renacentista, los museos... pero chica, eso para otro día. En vez de eso Casilda Fartons nos propuso coger el bus turístico, que te da un paseo, te va contando cosillas por los auriculares y vas tranquilito y sentado.

Veamos, el recorrido completo del bus turístico de Zaragoza.... es demencial, pasa varias veces por los mismos sitios, te lleva a lugares que no interesan nada y se pierde en zonas donde da mil vueltas. O sea, no lo cojas. Peeeeero con eso de que íbamos invitados y que nos suponía una horita y media de estar sentaditos, quietos y al solecito (que coño con el cierzo de los cojones, menudo viento y fresquet nos ha hecho), bueno, pues hicimos el recorrido con agrado.


Última comida (en un chino olvidable), minicabezada y despedida de nuestro maravilloso anfitrión.
Cuando llegamos de nuevo al coche me encontré con que me habían puesto una pegatina en un cristal:


¡¡¡ País Aragonés LGBTIQ+ !!! (y luego me preguntan que por qué me cachondeo de los LGBTQRTQRT)

Eso me pasa por aparcar en la puerta del pub Women 2.0

El viaje de vuelta fue muy tranquilo, con las retenciones habituales de entrada a la capital del reino y en el trayecto recordamos los éxitos musicales regionales:
Amaral nos da igual. No nos parece mal, pero no nos interesa.
Héroes del Silencio: Pufff, pasadísimos, y a Bunbury en solitario no lo soporto.
Carmen París: Buenrollitismos no, gracias.
Raquel Meller: Mira, más auténtica.
Niños del Brasil: Sed de venganza siempre será un temazo. Nada más.
Labordeta: ¿alguien le ha escuchado cantar alguna vez? Cantar.
Pilar Lorengar: una de las voces líricas más preciosas del siglo pasado.
Y, por supuesto, Vocoder.


Hala, ya has tenido suficiente con este rollo.
Volveremos.


4 comentarios :

Unknown dijo...

Para mí Zaragoza también es ciudad de paso. Con ese aire que sopla siempre por allá. Y Calatayud ahora me parece más interesante. Antes sólo les amaba por tener el depósito de exámenes de la UNED que me salva el culo cada año. jejejeje. Por cierto, me he quedado picueto con lo del gentilicio.

Así que nada, que la próxima vez que haga parada de finde en Zaragoza (cuando bajamos del Pirineo si vamos a esquiar), me imprimiré tu mini-guía, porque tienen muy buena pinta los sitios. Algunos bizarrillos y eso siempre gusta. Y el tema ambiente, que no tenía ni idea :)

David dijo...

Pues yo he escuchado la discografía completa de Labordeta. Mi favorito, "Tiempo de Espera":

https://youtu.be/qKetAmcQOpM

https://youtu.be/m-LQSQ8GsfU

A ver si alguien lo aguanta entero ;-P

Un saludo.

Anónimo dijo...

Las veces que he estado en Zárágózá (de quedadas foreras; uno tiene un pasado -y un presente y un futuro-) lo he pasado bien, pero sin trasnochar. Cuando he ido en plan supermegaestrella (ese soy yo) invitado a dar una charla, me llevaron a ver el patio de la Infanta, a un restaurante michelinaeado y a la Alfajería, me gustó muuuucho. Pero si vas para ver a amigos, mucho mejor: el complemento circunstancial de lugar, pues, oye, que es eso, circunstancial.

un-angel dijo...

Como molan estas mocho-cronicas viajeras. Que pena no haberlas tenido más a mano en viajes anteriores a Zaragoza porque por más vueltas que dí ( una solo, otra con mi SM )no fuimos capaces de dar con la zona de ambiente gay...yo tengo una muy buena amiga allí, he estado cuatro veces bastante seguidas estos últimos años y me lo he pasado bien, me gusta la ciudad, por lo menos la parte que he visto y que coincide más o menos con lo que has visto tu.
Super fan ( como dice mi sobrina ) de las galletas de baturros aplastados, jajaja...
¡Anda Vocoder! ¿ de qué les conocía yo a estos? De esta canción y otra que decía "What happens now" o algo así, ¿no? Yo creo que por mi casa andaba un cassette de estos -y no era de mi progenitora, ¡creo!- y me gustaban un montonazo. Claro que yo era un neonato, apenas puedo acordarme, jaja.
Y ¡Anda también el Haddoquin que personality, que va de charlas y le llevan de restaurantes y toda la pesca!
En fin que muy diver la crónica y muy bien, Mochete.
¡Feliz domingo!

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