Las amistades adquiridas

 


Una está harta de escuchar advertencias y consejos cuando va a ser mamá, siendo el más frecuente el “aunque te lo cuenten todo, una nunca está preparada para lo que se le viene encima”. Y tienen razón. La maternidad es un empezar de cero de algo que se supone que sabes hacer y a la hora de la verdad te encuentras totalmente desorientada.

Pero para lo que nadie, nadie, nadie te prepara es para las nuevas amistades adquiridas. Y éste es un capítulo absolutamente terrorífico.

Las primeras amistades adquiridas con las que una se encuentra de sopetón son las amigas de parque, otras mamás a las que por fuerza te encuentras día sí y día también cuando sales a pasear a tu criaturita. Al principio ilusiona un poco: otras mujeres que están en tu mismo caso, que rondan tu edad y con tu misma problemática. Por supuesto que no falta la que ya ha tenido varios y ya está resabiada, pero por lo general somos todas unas pánfilas principiantes.

 
 
El caso es que cuando llevas varias semanas hablando de cacas, pises, pañales, cremas y el cambio del biberón a la papilla se le empiezan a inflar un poco las narices a una. ¿Qué necesidad tengo yo de estar aguantando las historias de las arcadas de los hijos de las demás, si ya bastante tengo yo con las del mío? Si de lo que quisiera hablar es de cómo mi vida social ha desaparecido por completo y de las ganas que tengo de tomarme un Johnnie Walker con hielo. Mi vía de escape siempre es el bendito libro electrónico, al que conecto unos auriculares y así puedo abstraerme con la música. Cuando me dicen que qué pesada soy con el libro y los casquitos lo justifico con que estoy haciendo un curso de inglés que es vital para mantener mi empleo. Y se lo creen.

En verano se generan otras amistades que me provocan aún más pánico: las amigas de piscina: además de madres, vecinas. Aquí sí que no te puedes escaquear de ninguna conversación, porque además de las consabidos de los niños, se incluyen los cotilleos de la urbanización y cualquier asunto doméstico. Y, oh casualidades, hables de lo que hables siempre hay alguna que es experta, siendo los remedios médicos caseros el tema estrella, seguido de las infalibles recetas de cocina.

 
 
Mis amigas de piscina me critican que esté siempre pendiente de los niños y jugando con ellos. Yo me pongo en plan madre preocupadísima porque no vayan a tener un accidente, cuando en realidad los juegos y conversaciones con los niños me resultan mucho más gratificantes y entretenidos que con ellas. Además, siempre puedo echar una mirada lasciva a los pelillos que sobresalen del Turbo del socorrista. Llevar un bañador Turbo siempre ha sido de macarras de playa o de maricas. Éste probablemente sea ambas cosas, pero hay que ver cómo le queda. Y estoy segura de que ya me ha visto mirándole el paquete.

 
 
Pasando los años se genera un tercer tipo de amistades adquiridas que para mí es el más curioso: las mamás del colegio. Son las que te encuentras dos minutos en la puerta del cole del niño cuando lo dejas y de cinco a diez minutos cuando lo recoges. Nadie quiere quedarse más tiempo del necesario porque vamos todas voladas, pero parece obligatorio decir algo más que un “hola”. Los temas de conversación evolucionan hacia los progresos escolares de nuestros retoños y a las actividades extraescolares. Fascinante.

Huyendo de las mamás sabelotodo, prefiero hablar con abuelitas que van a por sus nietos porque sus hijas no pueden. Hijas, sí, porque mucha independencia y liberación de la mujer pero la madre es la que se ocupa de todo y, en su defecto, la madre de la madre. A ver quién es la rica que aguanta la cara de la suegra cuando le pides por favor que vaya a por el niño que esa tarde tienes pelu. Abuelitas hay dos tipos: las que están encantadas y las resignadas que se sienten explotadas porque realmente están criando ellas a los nietos.

Lo que más me llama la atención de las amigas de cole es lo peripuestas que van algunas. Tanto, que dan ganas de decirles “pero chata, si te he visto antes con la cara lavada en la cola de la frutería, qué haces ahora como una puerta”. Y es que hay un factor que al principio pasé por alto: en el cole de vez en cuando aparecen los papás. Y hay cruces de miradas, sonrisitas por ambas partes y un escandaloso tomateo generalizado. Muy discreto, pero latente. Como cuando teníamos 15 años, pero ésta vez la mochila de 7 kilos de peso no es tuya sino del niño. 

 
 
De todas formas, todas estas amistades adquiridas, sabiéndolas sobrellevar, son aceptables. Pesadas, sí, pero es parte de mi día a día. Y, con todo lo plastas que parecen, siempre son mejores, mucho mejores, infinitamente mejores a las amistades por compromisos laborales de mi marido.

Extracción novelada por mí de una conversación mantenida el otro día con mi amiga MariCarmen. ¡¡¡Es que era "tan de blog"!!!

10 comentarios :

Anónimo dijo...

Pues creo que os salió una conversación por la que un guionista de cine pagaría una fortuna. Qué retrato de algunos de los horrores de la paternidad más completo!

starfighter dijo...

Y este será uno de los motivos sin confesar por los que nunca seré padre. Bastante tengo con tener sobrinas...

Mocho dijo...

Ken, como ya he dicho, la conversación ha sido un poco novelada, como todo en este blog :) pero las bases son verídicas.

Te aseguro que a mí me chorrea el helado con los papás de algunos de los amiguitos de mi sobrinerío.

Anónimo dijo...

Buenísimo... La barricada a la puerta de los colegios es horrorosa. Si, como madre, te toca hablar con otras cuatro o cinco madres, imagínate como profe. Es dantesco. Y sí, hay mucho tomateo. Pero mucho.Como entiendo q se vaya a jugar con los críos en la piscina... Muy bien contado.

Eleuterio dijo...

Genial. Lo de tomateo en la salida del colegio nunca lo he notado cuando yo mismo era maestro. Será que quería huir de la escuela lo más rápido posible.

Sufur dijo...

Así que eso es un bañador Turbo...

Fande dijo...

JAJAJAJAJAJAJAJAJA y JA
¡¡¡y viva Maricarmen!!!!!

Mocho dijo...

MariCarmen es muy tremenda, sí.
Sufur, el Turbo oficial es el negro con una bandita blanca en el lateral, pero no he encontrado foto. Para que te hagas a una idea, es el Speedo que tanto adoran los maricas, pero más pequeño.
Y lo del tomateo en el cole lo comprobé yo mismo una vez que fui a recoger a una de mis múltiples sobrinas.

Anónimo dijo...

Tienes razón, dile a tu amiga que se dedique a esto, que su conversación era muy "postable" o como coño se diga... de todas formas, nadie como tú para darle forma....

Twai dijo...

Me ha encantado, sencillamente fabuloso, tienes una chispa!!

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