Víctimas del #cachopogate


No queríamos estar de moda, pero una serie de circunstancias (es decir, dos mensajes de whatsapp) nos metió de lleno en la polémica gastronómica del verano: "el cachopogate".

Para los no acostumbrados a la terminología de comidas regionales y aunque a ti la palabra te suene a tío rústico impresionante megamerendable con la camisa desabrochada hasta el ombligo, un cachopo es un gigantesco filete de ternera rebozado con jamón serrano y queso dentro. Básicamente, que luego hay quien te dice que si son dos filetes finísimos, que si el jamón tiene que ser tal y el queso cual. Es plato típico asturiano y los de allí se ponen como una furia si lo desprestigias. Casi tanto como cuando dices paellera en Valencia o escribes Pantumaca en las Cataluñas.



El caso es que la semana pasada recibimos una llamada de nuestra amiga Sucker para irnos con Almatosa a cenar cachopo a un sitio que le habían dicho que estaba muy bien y muy barato. La proposición era poco sugerente: Llegar desde el polígono hasta el putocentropuntocom de Madrid para meterse entre pecho y espalda un enorme filete rebozado en pleno verano no es que apeteciera mucho, pero como una cena entre amigos vale cualquier cosa, allá que fuimos.

Entonces recordé un artículo de El Comidista en la web de El País en el que hablaba de cierta polémica con un restaurante que se había inventado el premio al mejor cachopo de España y se lo había otorgado a sí mismo, con gran publicidad. Rebusqué y, oh, en efecto, íbamos a ir a ESE RESTAURANTE. Comprobaríamos en primera, segunda y tercera persona, qué había de cierto en todo ese embrollo (que, por otra parte, me interesa cero patatero). ¡Si hay hasta un vídeo denuncia rollo "Equipo de Investigación", tía!


La publicidad era la siguiente: Todos los Jueves, Cachopomanía. Un cachopo, una botella de sidra, unas patatas al cabrales y dos arroces con leche por 20 € (10 por persona, para los que siempre sueltan la gilipollez esa de "es que soy de leeeetraaas" -idiotas-). Primer mosqueo. ¿Cómo? Un restaurante que presume de tener el mejor producto te planta un menú noche de 10€? Bueno, estarán de promo.

Segundo mosqueo: Llegamos y aparcamos en la puerta a la primera (las maravillas de Madrid en verano). Nos acercamos y... ¿Es esto? Si parece un bareto de toda la vida. ¿Cómo un sitio que se hace llamar A Cañada Delic Experience (así, con todas las palabras) puede tener esa pinta de bar de barrio? En fin, dejémoslo estar, porque van en plan "sidrería auténtica", y ya sabemos que en Asturias no hace falta aire acondicionado.

Y tercer mosqueo: El local está con las ventanas abiertas y no tiene aire acondicionado. Madrid, tercera semana de julio, se llegó a máximos de 40 ºC ese día. Mi tx diciendo que como eso fuera así no entraba, y con razón. Aparte del tufo a cabrales. El chichi le hacía pesicola cuando la camarera nos dijo que nuestra reserva no aparecía. 

Pero "ya que estábamoooos", aparecieron Suck y Almat y hala, nos prepararon una mesa para 4 (total, si estaba vacío). Y ahí empezó la auténtica "experience".

Seamos honestos: el cachopo, lo que es el cachopo cachopo, estaba bueno: tierno, crujiente, en su punto y sin pasarse de grasa. Vamos que nos lo zampamos con gusto. Que se revolucionen todas las asociaciones cachopeñas asturianas del mundo y auditen el concurso, pero hay que reconocer que estaba bueno. Los dos pimientos asados de bote encima sobraban.

El resto, un desastre.

- En efecto, sin aire acondicionado. Dos ventiladores permitieron que pudiéramos estar allí. Un local sin climatizar no puede funcionar en el centro de Madrid en verano. Es mortal. ¿Ventajas? Que dan ganas de irse pronto.

- Las patatas al cabrales: muy regulares. Cuatro rodajas de patata aderezadas con perejil seco de bote de especias Carmencita bañadas en cabrales líquido. Vulgar.

- La sidra. Que se me vuelvan a revolucionar los asturianos, pero donde esté la achampañada El Gaitero que se quite la natural. Que sí, que es muy gracioso intentar escanciarla y que se te caiga toda, pero a los dos minutos se queda calentorra y no hay quien la beba. 

- Y el postre. Sencillamente NO. Ya sé que en este país nos hemos acostumbrado al arroz con leche danone / mecadona / del Dia etc (que es básicamente arroz EN leche) y es imposible encontrar un arroz con leche bien hecho, pero lo del postre de este sitio clamaba al cielo: granos de arroz duros, sin terminar de haber cocido, ¡que había que masticarlos, coño! con un poco de leche, azúcar y canela. Impresentable del todo. Sí que era para haber montado un pollo con eso, en serio. 

En definitiva, que el cachopo bien, pero todo lo que lo rodeaba, tirando a putapénico. Menos mal que la conversación sobre temas asturianos variados nos amenizó la velada: el tráfico de estupefacientes en Avilés, exes varios, ¿dónde son más pijos, en Oviedo o en Gijón?, albergues del camino de Santiago... Que nosotros damos solitos para llenar un programa entero de "Elegetebés por el Mundo". Eso sí, por 10€, apañaos.

Saqué fotos, pero alguna confabulación cósmica leirepajinesca hizo que no aparecieran en mi móvil. El karma ese de los huevos.

La velada concluiría en la parte suroeste del vecino Lavapiés, donde también nos costó huevo y medio encontrar un local climatizado. ¡Putos hipsters cutres!


Por cierto:

PAELLERA, PAELLERA

7 comentarios :

Javi dijo...

Vamos por partes...
Ese sitio no está en el centro. Los que vivís en el extraradio le llamais a cualquier cosa dentros de la M30 centro y no, no, no. Eso es embajadores, arganzüela, delicias tal vez, pero eso no es ir al centro.
Segundo, lavapiés y hipsters?? No, no, no. En lavapiés están los perroflautas. Los hipsters están en Malasaña. A ver si queda claro así: barba arreglada de barbero, ropa de marca, oler bien, alternativo fino, Hipster de Malasaña. Pelos en la cara, vestir de mercadillo, oler a sudor e ir a manis de Podemos es perroflauta de lavapiés.
Fin.

PasaElMocho dijo...

Amén

Anónimo dijo...

¿Sin aire acondicionado? Ni deberían dar licencia a esas cosas en estos tiempos...

El adjetivo putapénico me ha gustado. Hay que usarlo más, para que la RAE lo admita ya. Jajajaja.

un-angel dijo...

Que despropósito alimenticio: los cachopos fritos y empanaos, las patatas con el cabrales ¡y de postre arroz con leche! y encima contando lo del aire acondicionado ya me parece una pesadilla total. Otra os vais a un restaurante vegano climatizado y seguro que os sacan un ojo de la cara y salís con más hambre que los pavos del Manolo pero ¡que sensación de bienestar al levantarse de la mesa!, jeje.
Bueno, solo era por encizañar un poco, la verdad es que como siempre me lo paso muy bien leyendo las Mocho-chronicles aunque en este caso haya necesitado al terminar una cucharada de bicarbonato, jaja.
Besetes Mochis.

DiegoC dijo...

Lavapiés suroeste ¿eh? ya imagino, ya... XD

Anónimo dijo...

A esa calle, por aquí, la renombran como Alonso del Narco, ya sabes, por las kundas. Ni sabía que existía.
JR

Sufur dijo...

Por lo que conozco a los asturianos, creo que se enfadarían más por el pecado del arroz con leche que por lo del cachopo en sí mismo. Allí lo tienen en un altar, junto a la Santina.

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