Imagínate la situación:
Madrugada del sábado al domingo. 3 AM. Una chica divinísima de la muerte, con un vestidazo largo rojo de impresión y una tiara de brillantes, aterida de frío bajo la inclemente lluvia madrileña, con el maquillaje corrido, los pelos pegados a la cara, el vestido empapado, los zapatos encharcados, los pies amoratados y el chal hecho un guiñapo esperando en la calle a que la dejen entrar en el hotel porque su compañero de habitación estaba finiquitando algunos asuntos carnales con otra persona que conoció esa misma noche.
Esas cosas sólo pasan en las fiestas de los Tx-Móchez.
¿O no ocurrió "exactamente" así?
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2 comentarios :
How Ruth Lorenzo, darling
¿Contar el capítulo de en medio del culebrón y dejarnos sin saber ni el principio ni el final?...¡muy mal, Móchez hijo!
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