Natiabascalismo linamorganático


Es decir: "os quiero a todos" y "gracias por venir".

Esto tendría que haberlo escrito ayer con el subidón, pero mi querido Tx es de los que cada X meses cambia de compañía de teléfono y estamos sin línea (y por tanto sin internet) en casa. ¡Incomunicados! Tampoco pasa nada, no se acaba el mundo, ¿eh?

Pero bueno, con un día de delay puedo decir que la experiencia de la Feria del Libro ha sido muy emocionante. Quizás aquí deba decir que no voy a relatar más que lugares comunes y que voy a decir lo mismo que cuando la presentación o las jornadas de Fnac pero aaaaaaaaah, es que es verdad, coño.


Primero, porque fui invitado por la librería Berkana, que no es que sea "toda una institución", es que es la memoria viva de la cultura LGBT (y aquí sí que voy a poner todas las letras) de Madrid. Para alguien como yo, que vengo del denostado (y con razón) mundo internet 2.0, de foros, webs y blogs, que me siento muy intruso en el mundo libro, y con un texto liviano de tono humorístico, no es que sea un honor, es que es un orgullo.


Segundo, por la experiencia de ver la feria del libro de Madrid desde el otro lado, desde dentro de una caseta. La palabra es "movimiento". Cuando uno visita una feria vas dando un paseo, te acercas, curioseas, en cuanto se te aproxima un vendedor reculas, pasas a otra caseta, de repente te das cuenta de que el libro que te interesaba está 75 casetas más atrás, te metes en el mogollón de gente, piensas que eres el único que va en sentido contrario a todo el mundo... y ves la feria como algo estático: algo que está ahí y por la que tú te mueves.

Desde la caseta es distinto, porque lo que ves es gente y gente, y más gente pasar. Unos con prisa, otros deteniéndose, unos miran, otros hacenun escaneo rápido... pero los ves a todos atravesando el marco blanco de la caseta de un lado a otro, como si vieras un televisor panorámico con una cámara fija. La sensación, para un novato como yo, era cuasi mareante, vertiginosa.


Y luego está la reacción de los visitantes. Una librería de temática gay lesbiana, por muy en 2014 que estemos, aunque no llame la atención, provoca curiosidad. Uno se piensa que las prototípicas familias con niños o las "señoras y señores bien" serán los que miren con reparo los libros expuestos. No. Rotundamente. Llegan, miran y siguen adelante. Es más curioso ver la reacción de personas solitarias (tanto chicos como chicas), en parejas chico-chico chica-chica o en grupitos en los que el gaydar nos dice "aquí alguien entiende".

Tenemos al que ves cómo mira la caseta desde lejos y luego anda en círculos acercándose y alejándose, mirando los libros, y de repente te mira y zassss, esquiva la mirada y retrocede, como dándose cuenta de que está delante de algo prohibido (vamos, como lo de dar siete paseos delante de la puerta de la sauna antes de atreverte a entrar).

Luego los que llegan, cogen un libro, lo hojean, le dicen a su acompañante: "aaaah, fíjate", te miran, sonríen, cogen otro libro, hacen lo mismo, vuelven a sonreír y se van como han venido.

También están los del "te conozco, te conozco". Pasan, cruzamos la mirada, la retiran, me vuelven a mirar, miran mi foto en la caseta, miran el libro, me miran, retiran la mirada, pasan de largo y en el último suspiro antes de desaparecer de campo visual echan una última mirada. Bonita, sabemos perfectamente de qué nos conocemos.

Luego la parejita en la que uno va tirando del otro como diciendo: "no te pares ahí, no te pares ahí". Tres de ellas, muy graciosas.

El único a quien vi con cara de disgusto o reprobación fue a un señor que se quedó mirando con cara de muy pocos amigos al autor que firmaba conmigo, Eric von Gerö, pero es que su libro, Apología Del Metasuicidio, tenía sus perendengues



Y tercero, lo más importante, los amigos, conocidos y lectores que se acercaron a saludar, a verme, a pedirme la dedicatoria... Jooooder, suena a algo ya dicho mil veces pero, de verdad, muchas gracias, quedé abrumado. Y una vez más reconozco que en muchos casos me quedé cortado sin saber reaccionar convenientemente.

Pero es que a ver qué haces cuando el primero que se acerca es ¡un compañero de estudios! (y te aseguro que mis estudios se remontan a los años de maricastaña), y luego llega mi querido amigo Chirly de Bancúver, la reina del carborundum, que era... ¡mi compañero en la Prestación Social Sustitutoria! (aka la prosti). Porque niña, en la época de la mili, era lo que hacíamos los que no conseguíamos librarnos por inútiles o excedentes de cupo. Chirly llegó además con un modelo de gafas que llamarlas escandalosamente futuristas sería quedarse corto. Y mi amigo Bu, que me pidió que le pusiera en la dedicatoria qué tipo de gay era él y le tuve que poner: "el gay más majo del mundo"...

Pero ya el tema se salió de madre cuando llega DiegoC, habitual lector de este blog y aparece... ¡CON UNA TARTA! O sea, va y me planta una tarta de Santiago hecha por él mismo encima de todos los libros. Alucinado es poco, me quedé totalmente sin palabras. Además sé que querría haber venido a la presentación y a las firmas de Fnac y no pudo, así que a la tercera va la vencida. Su Per Guay.


Y por último comentar la impagable presencia del Sr. Haddoquín, que hizo de Miguel Strogoff (no Strogonoff) como correo del zar. Primero calmó mi sed con una lata de cocacola zero, ese invento del demonio según Hugo Chávez (me imagino que ahora el que abominará será Pablo Iglesias, ¿no?, que Chávez murió). Y segundo porque yo necesitaba contactar con un amigo que estaba en la caseta 151.

¿Y qué ocurre en la Feria del Libro? Pues lo mismo que en el Orgullo, que hay tal aglomeración de gente que la cobertura 3G se pierde. Y los whatsapps no llegan. Y miras el "selular" y ves que no tienes cobertura de móvil. Y mandas un mensaje y no contesta. Y de la caseta 76 a la 151 hay... pues eso 75 casetas x 4 metros/caseta + pasillos + un cruce + el tapón que estaba organizando Mario Vaquerizo (que no firmaba casi nada, pero todo el mundo se quería sacar una foto con él) + la cantidad de público paseante el primer sábado de feria... imposible decir: "voy y vuelvo en un momento".

Así que cogí a Haddoquín y le pedí un favor. Porfi porfi porfi, acércate a la caseta tal, buscas al calvo y... le das este mensaje, escrito en una tarjeta con mi ya famoso boli rosa. Y él, raudo y veloz, cumplió mi encargo diligentemente, porque la calva apareció veinte minutos más tarde. O sea, ¡un cielo!

Y luego ese otro puñadito de blogoseguidores que se me acercaron y, compraran o no, me saludaron. Vamos, que tengo unos lectores en este blog que son LO MÁS DE LO MÁS.

 
Mili, de Berkana, es total. Estuvo majísima todo el tiempo, diciéndome que si no firmábamos no pasaba nada y que veríamos mucho paseante y poco comprador. Y cuando al final de la tarde vio lo que había firmado y vendido (que a mí me pareció muy poco) me dio la enhorabuena y dijo estar sorprendida, que para alguien que no es conocido y con un libro que lleva ya 10 meses en el mercado, había sido una venta muy buena.

En fin, que basta ya de rollo, que llegué a casa con un subidón tremendo y una tarta (riquísima, es la primera tarta de santiago que no me parece un pegote, qué esponjosa, joder).

A los que me preguntasteis por Tx... pues no vino, lo mismo debería habérmelo traído de gogó. Quizás el próximo domingo.


Porque repito experiencia el próximo domingo, día 8 de junio, de 11:30 a 13:00 horas (madruga, PUTA), en la caseta nº 151, de Diábolo Ediciones, en la Feria del Libro de Madrid en el Paseo de Coches del Parque del Buen Retiro. Díselo a tus amigassssssssssss.


9 comentarios :

Eleuterio dijo...

Fantástico. Me hubiese gustado estar. Te habría llevado el famoso tiramisú de Markus.

DiegoC dijo...

Eleuterio,si alguien tiene que llevarle un tiramisú,hubiese sido yo; de hecho,era la primera intención.Lo malo es que no me dio tiempo a prepararlo con la suficiente antelación,que menuda semanita he tenido. Sr. Mocho, el secreto de la "esponjosidad" es tan simple como...una cucharadita de levadura.Mili es lo más,siempre lo he dicho.Y cada vez tengo más claro que Berkana es y siempre ha sido ella.
En cualquier caso, un placer.

Eleuterio dijo...

Lo imperdonable es que Mocho no hubiese hecho una foto suya, DiegoC, publicándola por aquí...ts, ts, ts...

un-angel dijo...

Que buena experiencia y que pena no haber podido estar en Madrid para verte allí y recibir mi ejemplar firmado... pero no echarías de menos nada, estando tan bien atendido, con tarta y mensajero personal, ¡que bien!
Como se te quiere, enhorabuena, Mochete

Unknown dijo...

Ahivalaotiaaaaa que me va a tocar madrugar mil viviendo aún más allá que el polígonooooo...

Mocho dijo...

Driver, madruga, PUTA.
un-angel, se me querrá, pero me llamaron marica mala y bruja malvada (lo primero, dos veces). Diego, en serio y no es peloteo, para mí la tarta de Santiago es la típica que nunca pido en los restaurantes cuando la ofrecen de postre porque suele ser un mazacote reseco que se me queda en la garganta. Y en mi garganta sólo se quedan otras cosas. Eleuterio, cuando vengáis, guerra de tiramitúes.

desgayficando dijo...

Y yo que no pude ir (emoticono de vergüenza) con la fiestuqui que montasteis, vamos solo faltaba un micro para montar allí un karaoke y ya hubiera sido lo más de lo más. Pero bueno como se atrevieron a llamarte MM?, eso solo te lo digo yo y de broma, o es que te lo dicen más? :P

DiegoC dijo...

Eleuterio,rey,lo de la foto sólo tendría sentido si el sr. Mocho quisiese provocar el vómito a sus lectores.Y no creo que sean sus intenciones...

Anónimo dijo...

Reviviendo de la muerte por inanición en la expedición a la caseta 151... ¡Y ni medio mordisco a la tarta por los servicios prestados! Mundo cruel. Por lo menos el calvo llegó.

¿Canas en la barba, yo? MM. ¡Mundo supercruel!

¿Alguien ha dicho tiramisú?

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