Una de nostalgia ambiental (i)

 
Hoy va una de las "historietas de la abuela Mocho".
A "aquel chico" lo conocí hace muchos años.
Pero muchos muchos.
Y fue en una fiesta privada.
Esto que hoy puede sonar muy sugerente en realidad sería un "cumple" o similar, no te vayas a creer.

En nuestros tiempos, para los gays jovencitos (y éramos jóvenes de verdad, no de espíritu, como ahora) conocer a alguien en el ambiente era sinónimo de "oh dios mío, si el ambiente es lo peor, es cutre y la gente sólo va a follar y a aprovecharse de nosotros niñatos incautos". Básicamente como ahora, pero con veintiequis años atrás más de prejuicios y sin que Madrid hubiera llegado a la explosión de visibilidad de mediados de los noventa: los bares eran sórdidos, la gente que los poblaba era cutre y los niños bien de entonces los evitábamos. O por lo menos decíamos que los evitábamos y algunos pacatos, como yo, lo hacíamos de verdad.


Sí, había locales, pero para gente joven sólo te quedaban el Rick's (huy, demasiada pose), el Ras (huy, demasiada moderna) y los de señores mayores del otro lado de Recoletos. ¿Al Ales? ¿Que tú vas al Ales? ¡Si tiene cuarto oscuro! Huy no no no no. Ya vendrían poco después el Bar de Copas de la Plaza del Rey, Stella y Montera 33 a modernizar la cosa y Refugio a democatrizarla, pero si no, te lo digo yo, los cafés, el Rick's y punto.

En aquellos tiempos no existía internet.  ¡Pero si hasta funcionábamos con anuncios publicados en la sección de contactos del Segundamano!
Estaba el COGAM como sitio donde conocer gente pero joooooder, ahora lo veo con otra perspectiva, pero cuando yo era un pipiolo... ¡qué feos eran todos! Aparte de que a mí lo de la ultramilitancia también me tiraba para atrás (ya me apuntaría unos añitos después). También estaban los de la Radikal Gai, que eran lo mismo pero más chapu y, por tanto, más divertido. De tarde en tarde en alguna discoteca se organizaba un evento y allá que íbamos todos.

 
Y te aseguro que yo era MUY PARDILLO. Mucho.

¿Y a qué viene este rollo, pensarás tú, querida María Purificación?

Pues a que los chicos nos conocíamos básicamente en fiestas privadas.
Nosecuantitos organiza su cumpleaños o se cambia de casa y empieza a tirar de agenda entre amigos, ligues y conocidos. Esos conocidos llaman a otros y por afinidades y simpatías uno se acaba haciendo su grupito de amigos.

 
Las fiestas de un tal... llamémoslo X, eran famosas.
X es una persona que se ha caracterizado toda la vida de presumir de tener más amigos y relaciones que nadie.
Se decía que su agenda estaba cotizadísima.
También se decía que una noche la perdió en el cuarto oscuro del Rimmel.
Pero eso no ha sido jamás confirmado por fuente fidedigna alguna. 
Lo que imagino que X se habrá dado cuenta con el transcurso de los años es que las personas a las que él presentaba al final acababan haciéndose amigos entre ellos y pasando de él.
Porque en el fondo X era un interesado. Y si no respondías a sus expectativas directamente te ignoraba o, algo peor, iniciaba alguna campaña mediática en tu contra. Y, por referencias, sé que eso sigue ocurriendo en la actualidad.

 
Yo en aquella época tuve una inmensas suerte: nada más asumir mi mariconismo ya tenía amigos con los que salir: un compañero de clase, su novio y otro amigo suyo que, casualidades de la vida, me conocía a mí de las colas de la ópera. El acabose, vamos. No estoy hablando aquí de salir del armario, no se trataba de ir lanzando a grito pelao que yo fuera maricón, simplemente fue la época de liberarme de todas mis ataduras mentales de niño pijo después de una etapa de autorrepresión muy dura.
Por tanto para mí lo de empezar a conocer gente nueva y explorar el mundo gay era algo que me resultó fascinante.

Aparte, no es por tirarme flores, pero yo era un tipo la mar de divertido, porque era TAN PAVO que no me juntaba con la gente para ligar, sino que salía a divertirme con mis amigos. De hecho, querida, YO NO LIGABA NADA. Pero nada de nada de nada. Y no me lo explico, porque todo esto fue antes de ponerme como un tarugo de gordo. Si obviamos las horribles camisas, pantalones y estilismos capilares que martirizaron la moda en aquella época, yo creo que tenía un pase, físicamente hablando.

 
También hay que reconocer que después de años de represión en plan "niño bien", me desaté un poco y sí, francamente hasta para la época yo vestía algo payaso. Con el cambio de casa me deshice de gran parte de esa ropa que se guarda por nostalgia pero en la que hacía lustros que no cabía. Fuera la arqueología emocional. Para que te hagas una idea, mi hermana mayor se llevó un par de camisas, aún se las pone y sus compañeras de trabajo le dicen que son preciosas. He dicho hermanA.

Que me voy por los cerros de Úbeda. Pues eso, que yo no ligaba nada. Y casi mejor porque anda que no se podrían haber aprovechado de mí. Pero era un chico muy sociable. Un homosocial, vamos. Que al cabo del año ya iba a cualquier local "de los decentes" y podía ir como la reina madre saludando desde la puerta de la calle a la de los váteres.

 
Y en uno de esos bares "decentes" conocimos a... llamémoslo Y.
Y era un chico de nuestra edad que se fijó en que en un bar en el que reinaba la actitud había un grupito de chavales que probablemente para el resto del mundo estábamos allí haciendo la loca y molestando, pero para él éramos simplemente chicos que iban a pasárselo bien.

Y como no existen las coincidencias sino que la gente afín se acaba juntando, el mundo es un pañuelo y el ambiente un kleenex, resultó que Y y yo teníamos lo que años después se llamaría un grado de separación. Que habíamos tenido un rollo común, vamos. No es cuestión de ponernos ahora a bucear entre recuerdos porque puede salir más mierda que el fango del Nilo que se tragan las pangas del Mercadona, pero un día coincidiendo todos en el Rick's el ligue común nos presentó y hala, ya de aquella noche salió lo que yo podría llamar mi primera "panda" de amigos del ambiente. Ya no éramos sólo cuatro. Y yo como centro aglutinador de todos, ¡estaba en mi salsa! Que luego aquello saltara por los aires en un brevísimo lapso de tiempo, que lo hizo, y que hubiera quien me hizo a mí responsable ya sería otra cosa, pero ahí sí que yo no tengo la culpa de las tensiones existentes entre algunos de ellos.

 
No recuerdo exactamente quién sería el que nos invitó a la fiesta de X, si Y, nuestro rollo común o algún aledaño, pero allí que nos plantamos todos toditos.
X era muy mala bicha y creo que no le caí muy bien, pero yo era joven, bastante idiota, bebía como un poseso, bailaba como tres monos con sobredosis de petazetas en el coño y animaba una party en un plisplás, así que decidió ponerse de mi lado, hacerse "amiguito".
Y en aquella party conocí a "aquel chico".

Pero creo que esta historia ya se ha hecho demasiado larga por hoy, ¿no?
Ya continuaré, ya.
Y no te me quejes, que anda que no te he puesto chulazos hoy.
Y sin sorpresas.


9 comentarios :

desgayficando dijo...

Ayyy yaya mocha, que te pones sentimental recordando, tome el pañuelo madre que se le humedecieron los ojos

Christian Ingebrethsen dijo...

Pues me ha encantado tu historia oye, yo que siempre te he visto como una luminaria de la blogosfera (ya son unos cuantos años de leerte) y ahora te veo hasta como más cercano.

Yo el ambiente lo he pisado poco, casi todos mis amigos son heteros y siempre me he sentido muy bien con ellos pero alguna que otra anécdota ambiental tengo.

Ros dijo...

esto no se hace! estoy ya metida en la historia y ahora me quedo con las ganas! agggg esperaré al siguiente capítulo!

Mocho dijo...

¡Una luminaria de la blogosfera! ¡Aguantaaaaa!
Os sorprenderéis cuando termine el final de la historia, porque no es nada de lo que os imaginais ninguno, seguro.
Desgayficando, tú como estás acostumbrado a las historietas que cuentan los amigos de tu churriiiiiiii....

un-angel dijo...

Yo de ambiente casi sé más por lo que te leo a ti que por lo que he vivido en primera persona, jeje. Lo primero porque aquí en provincias el único ambiente que tenemos es "ambiente fresco" cuando sopla el cierzo y "ambiente relajado" a la hora de la siesta. Y lo segundo porque en mis escasas incursiones a los sitios donde sí lo hay, siempre me ha tirado mucho para atrás, pufff....sin embargo, quedo con la curiosidad de saber donde va a parar este Mocho-flashback, que me creo nos vamos a llevar una sorpresa, ..¡con lo que tu eres!

Anónimo dijo...

Ains, qué intriga con ese "continuaré, Maria Purificación". Ya he reservado sitio para no perderme la siguiente entrega del folletín.

¿Que tenías un pase, físicamente hablando? ¡Queremos testimoño gráfico! Porque lo del supersociable, como que algo nos lo podemos figurar, ¡solete!

DiegoC dijo...

Ay,el Ras!!!Pues no me tiré yo noches allí haciéndole ojitos a Jose,uno de los camareros!!!

Unknown dijo...

Los estilismos roperiles y capilares se perdonaban. Total, todos íbamos así. Ay, esos pantalones sobaqueros y esas camisas holgadas de estampados imposibles...

Unknown dijo...

Pero termina de contar la historia alma de cántaro!!!
He descubierto este blog hace escasos tres dias y me encanta. Poco a poco voy leyendo tus entradas más antiguas. Echaba de menos leer algo así, ameno, desenfadado y que me saque una sonrisa cuando lo leo. Me trajo a la memoria uno que leía hace ya tiempo el cual no actualizan desde hace años.
Gracias por estos ratos y sigue así!!!

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