¿Horrorgami o Papirorroflexia?


Siempre me ha hecho mucha gracia la gente que busca en otras culturas (generalmente exóticas) remedios sustitutivos a sus carencias personales, ya sean artísticas, culturales, anímicas... cuando todos esos conceptos ya existían de siempre en sus vidas, lo que pasa es que queda más guay decir nombres extranjeros.


Una maleni se siente mucho más realizada y no tan maruja si hace cupcakes en vez de magdalenas en el horno. Y si yo estoy estresada hago yoga en vez de relajación. No es lo mismo decir herboristería que "medicina tradicional china". Si tengo la casa hecha un cristo, no es que esté falta de orden, sino de fengshui (lo que se viene llamando armonía de toda la vida). Los arreglos florales son ikebanas. Y ya no se te ocurra decir que haces papiroflexia, que se debe decir origami.



Por supuesto, ya sé que me he puesto un poco Mariló Montero con sus verdades absolutas, ya se me echarán encima los ikebaneros y origameros con que no es lo mismo y hay diferencias. Vale, la diferencia principal está en que el que pliega el papel a la origami lo hace buscando en cada movimiento la espiritualidad y el zen (la meditación, o sea), logrando una creación cargada de contenido, mientras que el papiroflecta sólo quiere entretenerse haciendo una pajarita o tirando un avión a una papelera.



Vamos, que por entornar los ojos, mirar hacia arriba, ponerle ínfulas e inspirar profundamente eres distinto, especial y te sientes superior (¡lo mismo que las osotontas cuando se pasean por el pasillo central del Fu3l, mira!).

Pero a lo que voy hoy es a una exposición de papiro... perdón, de Origami, que hay en Londres ahora mismo y que se llama Horrorgami.



No es que se trate de figuritas de papel horrorosas, sino de una recreación de edificios de películas de terror en papel a cargo del artista llamado Marc Hagan-Guirey. Lo que pasa es que yo no lo llamaría ni papiroflexia ni origami, porque aquí han tirado de tijeras. Un recortable, básicamente (¿o hay alguna palabra hindustajapobereber para los recortables?). A mí me recuerdan a los crismas navideños esos que se abren y te va saliendo un escenario tridimensional.

Tenemos la casa de Amityville:


El hotel de El Resplandor:




La mansión de la Familia Addams:

O la casa de la niña del Exorcista:


Y próximamente La Semilla Del Diablo, Los Munsters y Psicosis (¡cómo no se le ha ocurrido hacerla la primera, si es todo un clásico!)

Pues eso, hasta el 14 de noviembre, en una galería al norte de Londres, Papirohorroflexia para todos.
 

Tapapiés


Desde el pasado día 17 y hasta el 28 casi 60 bares y restaurantes del barrio de Lavapiés de Madrid participan en "TAPAPIÉS", que no es como un tartaja llamaría al famoso pintor, sino lo que vienen llamando LA RUTA MULTICULTURAL DE LA TAPA.

Tapapiés consiste en que cada local presenta una tapa que ofrece a 1 Euro, con posibilidad de tomarla con caña o botellín de cerveza Estrella por otro euro más. Los clientes pueden luego votar vía Facebook por su tapa favorita, y la que gane... pues ha ganado, digo yo.

El año pasado ganó la tapa de La Otra Casa que comentaba hace unos días (clic). Y éste... pues ya veremos lo que pasa.

La iniciativa está muy bien porque te puedes hacer una ruta de tapeo a buen precio, que oye, con cuatro tapas has cenado. Pero lo bueno sobre todo es que son tapas elaboradas, pensadas. Y con ese toque multicultural que ofrece el buenrollitista barrio de Lavapiés. Además, con cada tapa te dan un Rasca y Gana (como en Ryanair) y te puede tocar otra gratis.

En este plano tienes todos los establecimientos participantes y la tapa que ofrecen (si no lo ves bien, clic)



Y el pasado viernes por la noche allá que nos fuimos, dispuestos a enseñar a unos amigos catalanes el barrio, que no conocían, y de paso cenar de tapeo.

Ay, Maricarmen, tú no sabes cómo estaba aquello de gente. La primera tapa la tomamos en la misma plaza de Lavapiés abriéndonos paso a empujones y consiguiendo apoyarnos en una columna. Incómodo pero divertido. Y la tapa, de bacalao, estaba bastante bien.


La siguiente intentamos tomarla en alguno de los bares de Argumosa.
¡Ay innorante! que diría mi abuela Matea. Por las aceras casi ni se podía pasar y en los bares entrar era la locura. Subimos a Olivar 54, un sitio así muy probollo (pero de lesbianas de la nueva escuela, como bien nos hizo notar una amiga que de eso entiende mucho) y en el que las cosas están muy ricas. Apartando a unos hipsters pudimos colocar nuestra tapa de humus encima de una estufa. Sí, tenía cebolla, pero era cruda, y ésa la soporto. La verdad es que estaba riquísima.


Decidí que nos alejáramos del núcleo duro lavapiesino (y no me estoy refiriendo al Querelle o como porras se llame ahora) subiendo hacia la zona de Santa Isabel (y así de paso enseñábamos el Cine Doré a nuestros amigos) y los cuatro bares que participaban en el tapapieseo también estaban hasta la bola. Incluso en varios se les había terminado la tapa y decían que "media hora o así". ¡Los cojones!


En la Espronceda nos conseguimos tomar unas alitas de pollo con sésamo y nosequé y ya dijimos que PROU (enough is enough en el lenguaje de Donna & Barbra).



Ya estaba bien de pasarlo mal, estábamos agotados y necesitábamos sentar nuestras reales en alguna silla que fuera una silla de verdad. Acabamos en la no menos turis plaza de Santa Ana. Y digo no menos turis porque más turis es imposible. Por cierto que volví a ver colas de adolescentes en la puerta del bar hawaiano de la esquina, el Mauna Loa. ¿Seguirán sirviendo volcanes? Es el primer sitio donde probé alcohol en mi vida, me alegra que siga existiendo. 

Y en esto que como Madrid es un pañuelo y el ambiente un kleenex... nos encontramos de sopetón con toda la maripandi. Hola hola mua mua mua. Recuerda: cuando una maripandi se encuentra el número de besos se calcula por las combinaciones del número de elementos tomadas de dos en dos, multiplicadas por dos besos por encuentro, y encima había que presentar a los catalufos, así que los diez minutos de holas y muas no nos los quitó nadie.


¿Y qué hacíamos 9 mariques a esas horas y ya cenados? Pues ir a tomar algo, claro. Y a TX se le ocurrió una brillante idea: ¿Qué tal ir a tomar un lugumba al Begin The Beguine, en Moratín con la Costanilla.

Bueno bueno bueno cómo está la zona de Huertas. No puedes dar dos pasos sin que los chupiteros te intenten meter en un bar. ¿Pero tú nos has visto con edad y pintas para entrar en ese tugurio de porreros perroflautas rastafaris, horteras de extrarradio y chonis de Madrid Shore? No bonica, no. Y no nos llames "chicosss" que ya somos señores. En fin.



Nuestra última vez en el Begin fue antes de que Miss Paris Morgan, que vivía al lado, se mudara a Amsterdam (¿3 años ya? por lo menos, jopetas) y estaba exactamente igual que hacía 20 años. De hecho, yo creo que ni le habían pasado la fregona. Tenía así el aspecto como de interior de bodega de barco, todo en madera, con las paredes llenas de armaritos con botellas polvorientas.

El viernes nos llevamos una desilusión. El sitio no está igual, está peor: sigue teniendo las mismas cortinas mugrientas de 1987 y la tapicería de los asientos conserva la solera, pero lo han llenado de trastos como si fuera un anticuario y ya no sabes si te estás metiendo en un bar, en una tienda de ropa usada o en una chamarilería. 


Pero lo peor es que ya no hacen lugumbas (o lubumbas, o lumumbas, según donde lo mires), su famoso cóctel de coñac con batido de chocolate (que lo hacían además con helado, no con Ryalcao). Ahora hacen otra cosa con base ron que me pidió tx y que a mí me supo como a agua de fregar. Siguen haciendo caipiriñas, sí. Pero en vez de en copas de globo las sirven en jarrones cuadrados de todo a cien, y además mellados en los bordes. Una pena. Mis amigos los de fuera se quedaron alucinandito como diciendo: pero a qué mierda de sitio nos ha traido el Mocho.

En fin. Pero a lo que yo iba que era el tapeo:

Me imagino que el sábado a la noche el Tapapiés estaría imposibilísimamente imposible de ir, y que el domingo con la lluvia tres cuartas de lo mismo pero por diferente motivo. No obstante, para quien se pueda pasar, y si es entre semana mejor, es muy recomendable adentrarse en el crisol multicultural del barrio.

Que vayas, coño.


Gandía Shore

 

Cojonudo.

Tenía una entrada sobre Gandía Shore casi terminada y se me ha borrado todo.

En fin

No la pienso volver a escribir.

Así que hoy va de frases sueltas:



- Yo veraneaba de jovencito en Gandía.

- El Abraham tiene una sospechosa tendencia a enseñar el culo (Bel Ami style).

- Me encanta la risa retarded de la Ylenia.

- Arantxa, o cómo beber, beber y beber para que los demás no la manden a la mierda a la primera de cambio.

- Nano, Tete.




- Tope el Labrador, que llega, abre el frigorífico y huele unos yogures (sin destapar, claro).

- Han metido a una esquizofrénica, ¿no? (Core)

- No aguanté todo. ¿Pasó algo reseñable al final?



Esperando a que rueden Torremolinos Shore, the gay Sequel, en la Nogalera.

Lord Byron


Hace poco llegó a mis manos un flyer (isdemostuflayer) de un nuevo local de ambiente llamado Lord Byron en la calle Pelayo 31, de Madrid.

¿Lord Byron? Al momento me vino a la memoria otra vez el ambiente madrileño de principios de los 90 cuando existía vida gay más allá de los chancrosos antros de Chueca.

Si mal no recuerdo, Lord Byron estaba en la calle Recoletos, al lado de Griffin's y en la paralela de Valentino. Eran pubs selectos, con camareros vestidos de camarero que te preparaban la copa comme il faut, y cuya clientela se nutría de señores muy señores y de pijos muy repijos. ¡Estábamos en el Barrio de Salamanca! Y los locales tenían nombres elegantes y evocadores para los entendidos. (Sí, igual que lo de usar nombres de la mitología griega para los bares de lesbianas). Ni que decir tiene que yo era jovencííííísimo en aquella época y que visité el Lord Byron sólo una vez y salí espantadísimo. Aunque en lanetro siga apareciendo con el singular título de "Decoración decimonónica" (clic) (¿alguien se acuerda de lanetro?), todos esos locales cerraron hace mucho tiempo y sólo subsiste el Griffin's pero en su nuevo emplazamiento en Chueca.


Por eso al ver la tarjetita me quedé extrañado: ¿se reabre Lord Byron o algo que se  erija como su sucesor? En principio se anuncia como Coffee & Gin Club, que puede ser, y echándole un ojo a la web parece un local muy majo.

Pero luego uno se fija en el flyer y...
 

Joder con la combinación de colores: negro, blanco y naranja. Y el logo. ¡Y la tipografía!. Si me dicen que es de una mensajería o una tienda de fotocopias me lo creo.  Y luego le das la vuelta y...


¡Test con casillas para ligar! Y espacio para poner tu nombre y el móvil, como en las primeras fiestas del COGAM. Definitivamente, de elegante, bien poco.

Pero como somos unas pirinduleras, había que ir a ver qué tal estaba, y por allí que nos pasamos toda la panda.

Lord Byron 2012 está en la calle Pelayo, en un local de esos que lleva abierto toda la vida pero que ha tenido mil nombres de los cuales no se consigue recordar ninguno. Yo sólo me acuerdo de cuando pusieron unas duchas en el ventanal donde se mojaba un gogó en calzoncillos. Y de haber ido a ver travestonas hace siglos. 


En la ventana, la bandera bear, que hay que atraer un público específico. Dentro, una luz naranja no muy agradable pero que viene muy bien a los que ya no somos TAN jóvenes.
Por las tardes es café y por las noches bar de copas, con el ya estándar precio madrileño de 2 copas por 10 o 2 cervezas por 5 si presentas tus cupones Clavel el flyer.

El ambiente es distendido y agradable, apoyado por una música petardita con proyección de vídeos. Se nota cierta tendencia a estar allí para pasarlo bien y no para el pillaje salvaje aunque, como en todos sitios de ambiente, las miradas, escaneos y fichajes están a la orden del día. El público es variado, hay cierta concentración de oserío joven y luego muchos grupitos (ni que esto fuera Bilbao).


Sí que es gracioso ver la "attitude" de algunos. Vale que somos siempre los mismos en todos lados, y que si el mundo es un pañuelo y el ambiente un kleenex, el oserío no llega ni a toallita desmaquilladora, pero me parto al ver a muchos con los que has cruzado más de una frase vía apps o chat, te reconocen y pasan a veinte centímetros de ti sin cruzar la vista levantando la barbilla y con la mirada perdida en la lejanía. No llegan a los niveles de la alfombra roja del Fu3l, pero van haciendo méritos. Hay que reconocer que había muy buen ganado, entre ellos un burraco de los de dejarse hacer de todo y con un culo en el que se podía servir un picnic para seis. ¡Qué cosa!


A los platos, dj QNO nos ofrece todo el petarderío posible. Cada cuarto de hora o así pone una pregunta en pantalla, y el primero que la adivine tiene copa gratis. La primera noche que fuimos había un especial Alaska, y entre que la gente no se coscaba de que había que responder la pregunta y que otra cosa no, pero viejas y fangorianas lo somos bastante, nos sacamos tres vodkas con naranja así como quien no quiere la cosa respondiendo dificilísimas cuestiones como ¿en qué ciudad nació Alaska? o ¿cómo se llama su compañero en Fangoria? Y una cosa hay que decir: nada de resaca al día siguiente, o sea que no hay garrafón. Y encima el cubata te lo ponen en lo que yo llamo "vaso de desayuno", no en el clásico vaso de tubo matritensis. Y servido por unos chicos monííííísimos que suponemos serán tímidos porque no miran al cliente cuando preparan la copa. Ay estos jóvenes.


A la semana siguiente repetimos ruta, pero no caímos en que había gran velada de lucha libre entre Britney Spears y Christina Aguilera. Y... ¡acho! vale que pongan música de esas dos tipejas, pero es que era de continuo, sin parar, qué cosa más insoportable. Y lo de la Britney tiene un pase, porque es tan light y tan intrascedente que su música pasa desapercibida, pero los aullidos de la Aguilera en plan sirena... de barco.... joooder. Na, no aguantamos allí. Para esta semana tienen preparado duelo J.Lo vs Shakira. O sea, que ni se nos ocurre asomar la cabeza. Que las noches temáticas están bien, pero jodó, un poco de variedad.


A eso de las dos se vacía bastante porque la gente va a hacer cola para intentar entrar en el Fraguel. Y lo más divertido del Fráguel es recorrerse dos o tres veces la cola en la calle para ver y chistar al personal. Que fue lo que hicimos. Pero no fue culpa nuestra, sino de las vodkas con naranja que nos tocaron por acertar adivinanzas en el Lord Byron.

Volveremos, y ahora me toca decir mi frase favorita: "¡Aunque yo casi no salgo!"


Razones para no apuntarse a un gimnasio

 
  
Mitchell Shepherd escribió hace unos meses una guía con una serie de razones por las cuales no debes apuntarte a un gimnasio. Repasemos algunas:

1. Cuesta dinero
Si tu problema es "sentirte mejor", córtate el pelo, cambia de estilismo, hazte unas nails o, directamente, contrata un servicio de prostitución profesional.


2. Enfermedades
Los hongos y las bacterias adoran los gimnasios. Ropa sucia, suelos de las duchas, regañetas sudadas... vamos, que te lo pasarías mejor entrando en cualquier labo y lamiendo directamente las placas Petri.


3. Salud mental
Siempre va a haber alguien más cachas, más delgado, más fibrado o con un chandal más estiloso y con más brillos que tú, así que la mejor manera de no deprimirte es evitar a esa gente.


4. Los monitores
O coaches, como dicen en La Voz (couches, couches). ¿No te parece que están un poco idos de la olla? ¿O que si son tíos sólo atienden a las tías? ¿O lo que disfrutan haciéndote sufrir en las clases de spinning?


5. Esteroides
No seas ignorante. Más tráfico de estupefacientes que en cualquier discoteca de ambiente.


6. Los ligues.
Desengáñate. Si alguien intenta ligar contigo seguro que es un pervertido mirón o la mosquita muerta que luego resulta tener una mazmorra sadomaso en el sótano de su casa.


7. Los vestuarios.
A no ser que seas gay o lesbiana, poco tiene de interés ver tetas colgantes y escrotos arrastrados. Ah, pero es que ¡éste es un blog de temática gay! Nada, nada, no digo nada.


8. ¡El spa!
Esto es lo que más miedo da. Ves los hombros de los demás, que denotan que sus manos se están moviendo, pero como están debajo de las burbujas sólo puedes intuir las marranadas que están haciendo. Disgusting.


9. Ver a la gente posando en el espejo
Se supone que se miran para mejorar su técnica, pero luego lo que hacen es sacarse una foto con el ipod para luego recortarla y ponerla de perfil en el Grindr diciendo que sólo buscan "tíos de gym". ¿Vas a acabar como uno de ellos?


y 10. Porque una rutina básica de gimnasia la puedes hacer en tu casa.
Y no me refiero a estiramientos retorciendo el mocho en el cubo o mancuernas con la plancha. Y es gratis, limpio, no estresa, no hay frikis, no tienes que ver minipollas arrugadas ni prolapsos colgantes, ni a adonis posando.

Pues bien, todas estas razones NOS LAS HEMOS PASADO POR EL FORRO DE LOS COJONES, porque, señoras y señores, desde hace unos días, TX y yo nos hemos apuntado a un gimnasio.


¿Y por qué?

1. Si es caro. No, no es caro. Son 19,90 +IVA al mes.
2. Si pillas hongos. No menos que en cualquier barucho de ambiente. Además, llevo chancletas para la ducha (y no, no me pienso gastar 40 € en mi vida por unas zapatillas de dedo por mucho que se llamen Havaianas).
3. ¿Y tu salud mental? ¿Tú sabes la envidia de camiseta que llevaba yo ayer y cómo se me quedó mirando un tipo mientras disimulaba mi terrible dolor al hacer abdominales? Pero yo divina, oiga.
4. ¿Y los monitores? Se llama Boris, es majísimo y nada más ver nuestro tonelaje lo tuvo claro, señaló a la zona de cardio y dijo: "vuestro sitio está ahí".
5. Esteroides. No me drogo.
6. Los ligues. Voy con TX, que con su mirada seria fulmina a cualquier posible admirador.
7. Los vestuarios. Mira, yo me quito las gafas y no veo nada de nada, o sea, borrones y manchas de colores. Así que en los horrendos ni me fijo y cuando hay que mirar, me pongo las gafas. Coño que soy maricón. De todas formas alucino mucho más con las conversaciones que allí se tienen que con los cuerpos.
8. El spa. No tiene.
9. La gente posando. Me queda mucho, pero que mucho mucho, para llegar a la zona del espejo y sacarme una foto no ya para el Grindr, sino para el u4bear. Tranquilidad en ese sentido.
10. Ejercicio en casa. Sí, por eso la bici elíptica que tenemos es un perchero ideal.


Nos han abierto un gimnasio en el polígono y nos hemos apuntado, coño.

Los resultados, próximamente, en este su blog.
Y he aguantado como un jabato la clase de CardioBox (lo que se viene llamando Body Combat pero sin pagar derechos de autor) de 45 minutos pegando puñetazos y patadas al aire. Y superando en unos 15 años la media de edad de todos los asistentes. Pamorirse.

Dentro de nada ya podré dar los buenos días en twitter como un buen vanessito.


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