De CCR's y copas por Zaragoza


Como ya dije en mi anterior entrada sobre la ciudad, teníamos que volver a Zaragoza, y lo hicimos.

Y esta vez, aprovechando la coyuntura megaconsumista propia de las fechas navideñas, hemos hecho un repaso a las tiendas de Zaragoza.

Porque, queridas amigas, NO todo en la capital maña son tiendas de souvenirs, adoquines, frutas confitadas o tiras de la bandera de España para colgar en el retrovisor del coche. NO. En Zaragoza, amigas, HAY COMERCIO.

Comercio, algo que se ha perdido ya en Madrid, convertida en un paraíso más para las franquicias. Allí hay tiendas que se ve que son negocios propios y mucha boutique alejada del imperio Inditex. Como no podía ser menos, las que más nos gustaron fueron las que ofrecían productos locales como... TELAS Y VESTIDOS DE BATURRA. Que son como los de fallera, pero sin rodetes de Dama de Elche en el pelo. Fascinantes.



Como nuestra amiga Iphygenia Fartons nos conoce bien, también nos mandó de recaos a Megastocks, en el Paseo de Teruel, probablemente una de las tiendas más horripilantes que hayamos visto nunca. Imagínate todo lo que venden en Teletienda o lo que venden con los cupones en los periódicos allí puesto, pero en plan supermercado Dia, o sea todo por el suelo, en cajas, en estanterías chungas... y al mismo precio. O sea, interés cero. ¿O es que alguien pica con el juego de tres tapaderas maravillosas, la NicerDicer o la Fregona Mágica que da vueltas? Pero era visita obligatoria, claro.


Como lo era acercarnos a los CCR de Zaragoza.
Si eres lector de este blog y a estas alturas no sabes lo que quiere decir CCR es que no me prestas mucha atención. CCR es...


CENTRO COMERCIAL REMOTO.
(En Barcelona, Centro Comercial de Rodalías)

Desde siempre el Tx y yo hemos sentido querencia por agarrar el coche, irnos al extrarradio y experimentar el deseo culpable de comprar cosas que no teníamos en el barrio. Querencia que ha disminuido con el paso de los años porque a) ya todos los CCR's son iguales y tienen lo mismo b) ahora somos nosotros los que vivimos en el extrarradio y c) nos cortamos mucho a la hora de gastar dinero en sandeces.

Pero es que yo tenía mucho interés en conocer el Centro Comercial Plaza Imperial.


Inaugurado en 2008 a las afueras bastante afueras (cumple lo de CCR) de la ciudad, era la modernez suma, se gastaron una pasta gansa en hacerlo, ¡si tenía hasta un tren monorraíl para conectar las dos zonas de las que consta!, los alquileres de los locales eran altísimos... era el no va más.

Pero le pilló la megacrisis económica y la apertura de otro CCR aún más grande, moderno y espectacular... y más cercano a la ciudad (ya se sabe, la planificación) y... se fue vaciando poco a poco.

Nuestra entrada en el Imperial fue curiosa. Coño, qué frío hace. Huy, un bar abierto, ¿qué hace con las estufas chimenea encendidas DENTRO del CCR? Muy sencillo, no ponen la calefacción. A la entrada hay unos cines, un gimnasio, algunos bares y luego....

LA NADA.

Unos pasillos inmensos llenos de locales cerrados.
Miras el directorio y aparece Fnac, Primark... pero luego no hay nada en esos locales.
De verdad, daba miedo.
Era el escenario ideal para una película de Álex de la Iglesia.



Sí, lo que en su día fue un hiper ahora es un supermercado Simply (imaginamos que sólo una de las plantas) y hay un outlet de Fifty Factory, otro de zapatos y una tienda de ropa (o así) pero vamos, desolador e impresionante por el tamaño que tiene. Quieren convertirlo en un centro Outlet pero también hay otro megaproyecto outlet en la antigua fábrica de Pikolín.

El segundo CCR visitado fue el que le quitó todo el negocio al anterior, Puerto Venecia.
 


Más cerca de la ciudad y en plan parque comercial, es decir una galería de tiendas, un Cortinglés  y diversos edificios anexos con negocios independientes (Ikea, Decathlon, Media Markt...)
Tiene un laguito en el centro y en navidad pusieron una pista de hielo. Muy Frozen.
Dicen que es el CCR más grande de Europa.
Está bien porque es abarcable a pie. Puedes ir de un lado a otro sin pegarte la caminata padre.
Pero no hay nada especialmente destacable.
Había una tienda que no conocíamos, Marketches o algo así, pero resultó ser el megachino de todas partes, pero con moqueta.
Fuimos un día laborable por la mañana y estaba petado.
Nos comentan que cualquier fin de semana es un suplicio intentar acercarse por el atasco de coches que hay y porque después de conseguir llegar tienes que comerte el coche ya que los aparcamientos son insuficientes.
De todas formas, si quieres ir de CCR's, es donde hay que ir.


Porque el que ya nos pareció la sinsustancia más sinsustancial de todas las sinsustancias es el Centro Comercial Gran Casa, que por no ser no es ni R, ya que está en el mismo casco urbano de la ciudad (al otro lado del río, en zona nueva). 
¿Ventajas? Se puede ir en tranvía. ¡Y también volver, claro!
¿Inconvenientes? Tiene las mismas tiendas que puedes ver en cualquier otro CCR del país. 
Como curiosidad, comimos en una taberna irlandesa en la que los camareros tenían el poco tacto de comentar en alto las fotos de los perfiles de Grindr cercanos.


Y esa fue nuestra experienca shoppingueril por Baturrotown.
Hay otro CCR, el Augusta, pero por lo que nos han dicho hay sólo un Carrefour y poco más. Ah, sí, una exposición sobre el Titanic que te soplan 9€ por entrar.
Por supuesto que hicimos muuchas otras cosas, que nosotros somos muy multitarea cuando nos ponemos.

¡Alto ahí!  Me informan de la existencia de Aragonia, ¡que tiene hasta Mercabrona!


La incursión en el ambiente fue limitada. No teníamos ni cuerpo ni ganas. Aunque tuvo su gracia (ya comentaremos en otra ocasión). Porque esta vez fuimos arrastrados de bares heteros y... créeme mari, no es por hacerme el pijo capitalino sobrado pero aquello fue un viaje al Madrid de finales de los 80: locales enormes con música de todo menos actual y edades mezcladas.

Nos llevaron primero al tal Bar Bacharach que me pareció incomodísimo por pequeño y, francamente, que me pongan rock and roll, Stevie Wonder y grandes éxitos americanos de los 60 - 70 a mí me aburre. Luego nos metieron a uno enfrente (no sé si era La Lata de Bombillas o La Casa Magnética) que me pareció absolutamente desolador: enorme, con las paredes sin decoración y música mugrienta/garajera. Pedí por favor que no nos quedáramos allí.


El problema de ir con un nutrido grupo de locales es que se conocen todos los sitios a los que ir y cada uno quiere tirar para el suyo. Con lo cual la noche fue un "vamos a tal sitio", llegar, ver que no nos gustaba o había cola para entrar, y decidir sobre la marcha ir a otro que está cerca... Así varias veces, toda la noche de un lado a otro. Y eso agota.



Pasamos un minuto por uno que me llamó la atención, Mandanga De La Buena, con una decoración muy cuidada, zona de restaurante, un bar en la cava subterránea con arena de playa y ¡un órgano en la puerta como el de Sor Pilar! 


Y ya el que nos dejó fascinados (y nos quedamos, claro), fue el Super Hits: Eso sí que era auténticamente Madrid 1987. Un local enorme, con barras por todos lados pero muy incómodo de transitar por culpa de las columnas. Nada más entrar suena Bourbon de Dinamita Pa Los Pollos. Luego el remix de Grease, ¡La Casa Azul!, La Sofiá de Álvaro Soler...


Y el público... pues de los que se sabe las canciones, o sea, de mi edad. Como decía una amiga, "divorced and redivorced". Y mucho, mucho buitreo. Teníamos cerca un grupito de tres chicas sentadas en los taburetes de la barra y a su lado un grupo de fornidos muchachos de entre 40 y 50 años haciendo todos los intentos posibles de contacto visual o coreográfico con ellas. Muy de "desfase en el convite de boda cuando sale la Orquesta Sombra's a tocar". Bastante gracioso. La verdad es que nos lo pasamos bien, pero me tuve que ir cuando ya sonó el Déjame de Los Secretos.


Respecto al tapeo, nos hicimos un "Juepincho": los bares de las zonas Heroísmo y Magdalena todos los jueves dan bebida + pincho por 2 €. Está bien aunque las tapas no son tan elaboradas como las de los bares que hay por El Tubo. Un bochinche de gente entrando y saliendo de los bares. Pero vamos, bien. El viernes ya nos llevaron a sitios más selectos (y más caros) y tuvimos una pequeña discusión con el dueño de un bar porque nos salía más cara una botella de vino que copas individuales. El sábado yo tenía el cuerpo hecho una mierda entre el frío, dos días de comistrajos, pincho, tapas y copas y... a hacer la cena en casa, coño.

Que Imelda Fartons nos había dejado una botella de un vino escandalosamente bueno, Pinot Noir de Yáñez.


Vino excelente que nosotros acabamos de fastidiar con el cava del postre: Reyes de Aragón. Estaba por todos lados, en todas las tiendas, en todos los súper... Bueno, pues lo probamos. Bueno, pues mira, no. Cualquier Brut Nature del Aldi o Mercabrona le da mil vueltas y cuesta menos de la mitad.


Lo bueno fue que no salir la noche del sábado hizo que el domingo nos despertáramos descansados y en el viaje de vuelta a Madriz nos apeteciera dar un pequeño rodeo para ver el barranco del río Dulce en Pelegrina (Guadalajara), que era donde yo iba a acampar de jovencito y donde Félix Rodríguez de la Fuente echaba cemento, creaba presas falsas, traía a las nutrias del zoo y decía luego que estaba en los Pirineos. El sitio es precioso y merece un largo paseo, pero no en invierno.




Porque nos hizo mucho frío.
Pero no nos quejemos que mientras tanto, en el norte de la provincia de Burgos...


2 comentarios :

David dijo...

El Plaza... Sólo he pasado por ahí a echar gasolina pero tiene pinta de ser super decadente.

Un saludo.

un-angel dijo...

La última vez que estuve me llevaron al "centro-comercial-plaza-imperial" y como buen chico de provincia pequeña que soy ¡flipé con su enormidad!, pero entonces se encontraba en pleno funcionamiento. Y no hace más que cuatro o cinco años, caray como cambia la historia en poco tiempo...

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